Esta vez no recurro a especialistas. Tras la etapa de pena y autocompasiòn he decidido pasar a la acción. Tanchantachan! Yo me lo guiso, yo me lo como. Los mensajes embotellados son románticos pero poco efectivos. La incertidumbre se extiende desde la existencia o no de la respuesta al desconocimiento de si habrá llegado a algún destino. Hoy por hoy, no se han inventado acuse de recibo para las botellas.

Además si el sujeto en cuestión no responde al teléfono ni a mensajes diseñados exclusivamente para el, que le llegan recién salidos del horno a su bandeja de entrada, digo yo, que no se va a poner a contestar a botellas lanzadas por no se sabe quien y llegadas a no sé sabe donde. Analizada y aceptada la situación he acudido a mediums, me han leído la mano, las cartas, los posos del café y hasta el iris de los ojos...las respuestas han sido ambiguas y poco satisfactorias. Se me pasó por la cabeza acudir a un detective pero visto que mis recursos económicos son escasos y mi culo demasiado abundante, he optado por hacerlo yo misma. Mañana en mi día libre me desplazo hasta la casa del susodicho en cuestión, a partir de ahora llamado sujeto X, y a la distancia que considere prudente procederé a conocer la rutina de sus actividades para buscar la causa de su silencio.

Desearme suerte, cómplices de mi espionaje!