Creo aún en el poder las palabras. Palabras que esconden acertijos, realidades, verdades y mentiras, por separador y a la vez, palabras que insultan, que merodean, que chismosean, que quieren evadir una ley… pero palabras al fin y al cabo.

“Escapó” me lleva a pensar que hubo un preso o un rehén (incluso estas palabras podrían estar vinculadas pues el preso en un secuestro es un rehén). Éste planeó cómo escaparía. Encima, no sólo escapó, sino que la el grito desesperado que puede estar a su alrededor conlleva a hacer toda una estrategia de persecución para atraparlo nuevamente. Pero detrás de la palabra “pelota”, no encuentro nada más de esfericidad, redondez, y una gran estupidez. Palabras mágicas y no mágicas. El poder de las palabras.

No lleguemos a pensar, por favor, que sólo los verbos conjugado tienen un poder interno, sino cualquier palabra lo puede ser pero entre todas, existen las que tiene y otras que no tienen poder. A mi consideración: persiana, desaparecerme, trasatlántico, desierto, … serían palabra con poder. Es


Tantas palabras podemos encontrar con un significado muy especial, pero es un proceso difícil. Una vez pregunté esto en un foro en Internet: ¿qué palabras considerarías como especiales, como aquellas que te llevan a imaginar o ver que hay algo detrás? Muchas respuestas, por no decir todas, llevaron a una misma palabra: AMOR. Sin ofender pero esa palabra no me inspira mucho. En todo caso, la palabra inspiraría sería “amar” las personas llegamos al amor por medio de la acción de amar. En fin, creo que me equivoqué a formular la pregunta en ese foro… que por cierto no he vuelto a entrar desde hace varias semanas después de aquel choque palabrístico.

No siento que tenga que argumentar mucho para mantener mi idea: existen palabras especiales y otras que no, palabras mágicas y otras que no lo son, palabras con contexto y otras sin contexto, palabras que son palabras desde milenios y otras que con las justas pueden ser palabras, aunque tengan milenios de existencia.

Esta idea es de maravilla si la planteamos así:
Si juntamos palabras mágicas y con poder en sí mismas, el texto que tendremos será poderosísimo, tendrá el poder de millones de caballos de fuerza, avanzará sólo y lo más rico de todo: el lector no dejará para mañana ninguna hoja pues la va a leer hoy.

El poder de las palabras no son para todas, existen la “con poder”, que mantienen a cualquier lector involucrado con la historia, para no decir que él mismo se sentiría el escritor, el protagonista y el maldito antagonista, todo al mismo tiempo. Y las palabras “sin poder” sólo sirven para llenar espacios, quitar velocidad, mantener al lector como tal, sin meterlo en la obra, dejarlo en un espacio olvidado sin saber que es, aunque sea, para un lector, que puede ser el mismo escritor.