Hoy desperté con los gritos de mi anciana madre, tiene noventa años y una salud de hierro. Su fortaleza es mi debilidad, vivo junto a ella, sometido a ella y sus excentricidades.
Mi diario no habla de mí, habla de ella, yo no soy nadie...
Es aficionada al alcohol, sus borracheras son escandalosas y muy comentadas en el barrio. A veces me sacude con el bastón que le regalé en navidades, la muy hijadeputa...en el fondo la quiero, en el fondo supongo que me aprecia, aunque no deja de decirme que cada día me parezco más a mi puto padre, son palabras de ella, yo a él no lo conocí, se fué de casa siendo yo pequeño.
Aunque tengo sesenta años, nunca he trabajado, mi madre dice que tengo que cuidarla...bueno, me voy, mañana seguiré con mi diario, escucho sus pasos tras la puerta, ya vuelve a espiarme la muy arpía. |