Gracias por las alas, y por las buenas cosas que compartimos juntos,
por el tiempo y los ratos alegres, por el corazón roto, por el corazón plateado,
por los buenos momentos, por las enseñanzas y el aprendizaje, por haberte marchado después de haberte quedado a mi lado tanto tiempo, por los recuerdos guardados y los sueños compartidos, por decirme que me amabas, aunque ya no sea cierto.
Gracias porque con ellas, esas ahora alas rotas y usadas, he creado una quimera y un hada, y un sueño labrado con tu cabello desde hace más de un año, y porque con tus ojos hice un prendedor que llevo colgado del pecho que se siente un poco menos vacío, por breves instantes en que no pueda hacer otra cosa que seguir avanzando haciendo mi vida lejos de todo lo que has significado, hasta se me hace tanto y en realidad tan poco.
Gracias por todo y las cosas que no puedo dejar de mencionar, por la dedicatoria provocada, por los secretos a voces, por las ventanas cerradas y las puertas abiertas, por las primeras veces en casi todo, por recordarme cuando me nombren y hasta cuando parezca me llaman, por todas esas pequeñas cosas que me acompañarán toda la vida, sólo puedo dar las más sentidas y lastimeras gracias, a vos hasta por el cepillo de dientes.
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