¿Qué es el amor? ¿Una vaga sensación de certeza que nos golpea cuando queremos o cuando quieren? ¿Lo buscamos? ¿Uno cosecha lo que siembra?

¿Una primavera de flores que aviva nuestro interior? ¿Es fuego? ¿Podemos evitarlo?

Cuantas preguntas, que pocas respuestas…

Es tan hermoso pensar en otra persona y por un minuto hacerla junto a uno, llenando los momentos de caricias y besos que saben tan suaves y delicados.

¿Pasión? Sí puede ser la palabra.

El amor es pasión desenfrenada que brota de lo más profundo del ser y se convierte en una especie de sentimiento reprimido cuando no podemos sacarlo.

¿Y cabe la posibilidad que el destino interactúe para poder lograr cosas que en el pasado no se resolvieron, por ejemplo un amor que pudo ser pero no fue? Sí, claro que sí. Esto es así, cuando uno no puede resolver situaciones en su momento inevitablemente vuelven a surgir y nos hablan de cosas que debemos terminar…

El deseo va de la mano con el amor. Sin dudas el placer visual es hermoso, además genera esa sensación inexplicable en el pecho, ese brotar de cosquillas que te parten en diez mil pedazos. Es increíble cuanto se puede sentir sólo a través de una mirada.

A veces veo esos ojos negros, y es sostener sólo 5 segundos la mirada, y puedo asegurar que uno puede llegar a sentir y percibir más que en cien palabras…

La locura es otro factor que une gente. Viene y va, se va y viene, es tan impredecible y fugaz que te transporta a otro lugar tan silencioso y exacto en el tiempo que te deja con la boca abierta y el corazón galopando como un potro en Palermo.

Es inocencia, es virginidad de gestos, es pureza, es karma, sin dudas es dulce el amor.

¿No actuar en el momento indicado puede llevarnos a que en otro momento la vida nos vuelva a plantear la misma oportunidad para volvernos a equivocar?

Es todo tan difícil, sólo puede guiarme lo que dicta mi corazón.