Sucede que me canso de ser hombre
Sucede que entro en las sastrerías y en los cines
marchito, impenetrable, como un cisne de fieltro
Navegando en un agua de origen y ceniza.
El olor de las peluquerías me hace llorar a gritos.
Sólo quiero un descanso de piedras o de lana,
sólo quiero no ver establecimientos ni jardines,
ni mercaderías, ni anteojos, ni ascensores.
Sucede que me canso de mis pies y mis uñas
y mi pelo y mi sombra.
Sucede que me canso de ser hombre.
¿Y tú te cansas?. ¿Has mirado algo más allá de tu nariz?, ¿no ves la rabia que porto hasta la uña larga del dedo gordo?. Parece que es más facil cumplir tus roles que los míos. Los estigmas con miradas de lujuria por obreros. Sucios de polvo, arrastrando las cochinadas hasta la vista de nosotras. Y tú dices que te cansas de ser hombre, hablando de las peluquerías...¿sabes? yo ya no tengo tiempo para eso, y supuestamente soy mujer. Dicen que soy superficial, y que debería fijarme hasta en el color de mi cintillo para que combine con todo el resto de mi ropa.
Pero ya me da asco caminar así...la ropa se impregna con la mentira de la gente, y ya no navego, ya ni siquiera hay mares que me rodeen, o nubes cerca mío para sentirme en otro lugar. Nada de eso, ahora sólo existe la tierra seca que se levanta con cada paso. Porque en los caminos lo único que hay es tierra, y lo que se hace es andar, correr, escapar. Hasta el más allá y el más acá. Ni la sombra me sigue el paso...acá todos andan escapando del tiempo. ¿Tú también?.
Sucede que ya no somos hombres...somos estropajos que sólo se levantan y se acuestan. Ya no nos cansamos, simplemente no somos. Viven según el sol y la luna...por nada más. Si tan sólo supieran...si tan sólo. |