La nada Otoño 2006
Estoy harto de la tristeza, de la nostalgia, llegó la caída de las hojas y su quebrar ya no susurra tu nombre, ahora susurra todos los nombres.
Te he engañado, te fui infiel con otras sonrisas, con otros rostros, en un momento parecía que te habías ido, pero sigo pensando en ti Aurora.
Sigues lejos, ¿dónde? ahora no lo se; tu dirección se ha perdido, estas en los rincones de los recuerdos del café Duval.
Es tarde, mis manos siguen escribiendo cartas que parece no quieres responder pero ya no eres tu mi catarsis sino este estúpido movimiento de dedos.
Cada día me atraganto con los olores, el tono verde huele a ti, la ausencia de colores a mi, todo me parece lleva la fragancia de nosotros pero sigues lejos.
Aurora, por qué te bebí, aquella noche me orillaste a cometer todas las ignominias y las locuras posibles, mi hiciste arrodillarme ante tu silueta y todo; y todo fue en vano.
Encontré a tus padres cerca de mi casa, pensé que vendrían a darme noticia tuyas y tuve miedo, con mi constante valentía di vuelta a la calle y esperé en el parque a que se fueran.
En qué otra parte del mundo estarás ahora me pregunto, en qué parque o en qué café pasaras tus días; lo ignoro.
Escribo hoy prometiendo que no lo volveré a hacer y con la conciencia de que mañana estaré con otra hoja y que con otra pluma escribiré tú nombre.
Aurora te quiero, en esta nostalgia se que aun te quiero, en esos besos que regalo y en todos los ojos que me miran se que estás.
Si sólo respondieras
Me voy Aurora, cambio al igual que tu mi dirección, recorreré los rincones del mundo para saber que no quiero encontrarte y que forzosamente nos encontraremos.
Mi Lisset, mi Beatriz, mi gran Inés. Mi Nadia, Aurora te amo.
P.D. Quizá ahora tu seas la que, en esta etapa, estés muriendo.
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