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Inicio / Cuenteros Locales / escritor_de_memorias / EL AMO DE LAS ESPADAS (capitulo 2)

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Capitulo 2 Enfrentando el destino

El extraño guerrero mantenía su mirada fija en Milhtred, y después de unos instantes decidió hablar.

Mi nombre es Karlo y fui enviado por órdenes directas del Señor Oscuro para matarte y llevar esa espada a la fortaleza oscura.

Sara sintió mucho miedo al escuchar las palabras de Karlo, y sujetó el brazo de Milhtred, pero el muchacho seguía tranquilo casi como si estuviera ausente y no hubiera escuchado lo que el maligno guerrero acababa de decir.

Tal vez piensas que puedes vencerme –dijo Karlo –pero aunque seas la reencarnación de Valdum te aseguro que tu destino es morir en mis manos. Además debo advertirte que si un milagro sucede y logras sobrevivir el día de hoy, solo estarás retrasando lo inevitable por que a partir de este momento los esbirros del Señor oscuro vendrán uno tras otro para liquidarte y adueñarse de Forthia la espada ventisca.

Tras escuchar las palabras de su enemigo, el joven Milhtred comenzó a reír causando la furia de Karlo mientras que para Sara la actitud de su hermano resultaba incomprensible.

Creo que me estas confundiendo –exclamó el muchacho –Yo no soy Valdum, mi nombre es Milhtred y soy el nuevo amo de Forthia…

Sara sonrío al escuchar que su hermano seguía siendo el mismo, pero aún así su futuro era incierto, ya que no sabían de lo que era capaz el misterioso Karlo.

Puedo darme cuenta de que el espíritu de Valdum no ha despertado del todo –afirmó el guerrero –por lo tanto, es probable que tu poder sobre Forthia no este completo, lo cual me favorece, por que me será más fácil vencerte.

Milhtred se puso en guardia y le pidió a Sara que se alejara un poco por que estaba apunto de comenzar una batalla peligrosa. La chica le obedeció de inmediato se refugió tras unas rocas pero no perdió de vista a su hermano y mucho menos a su rival.

El momento ha llegado –dijo Karlo con voz grave –ahora contemplaras el poder de la oscuridad.

Tras decir estas palabras, el cuerpo de Karlo empezó a cambiar, poco a poco su apariencia dejaba de ser la de un hombre para transformarse en una bestia. Cuando la metamorfosis terminó el verdadero Karlo mostró su rostro, se trataba de una bestia maligna, un poderoso minotauro rodeado por energía maligna y que sostenía una espada que al igual que su dueño cambió para aumentar de tamaño.

Que es lo que piensas ahora –gritó el minotauro – ¿Ahora comprendes la magnitud del poder del Señor oscuro? El me ha dado esta apariencia y me ha convertido en un ser invencible.

Las carcajadas de Karlo eran incontenibles, al parecer había enloquecido de poder y ahora estaba seguro de que vencería a Milhtred, pero para sorpresa de la bestia, el joven guerrero no mostró temor, al contrario en su rostro apareció una sonrisa, igual que cuando empuñó a Forthia por primera vez.

Si estás tan seguro de tu poder, dime: ¿Por qué no me atacas? –Preguntó Milhtred – ¿Acaso tienes miedo?

La bestia minotauro escuchó con incredulidad las palabras del muchacho, no podía entender la confianza y seguridad que demostraba el joven Milhtred. En otras batallas cuando Karlo demostraba su verdadera apariencia, sus oponentes aunque numerosos eran presas del pánico y escapaban del campo de batalla, pero este guerrero inexperto era diferente por que tenía en sus manos la legendaria espada de la ventisca.

¡Despídete de este mundo! –Dijo karlo –y maldice tu destino por tener que luchar contra mí.

El minotauro embistió con fuerza brutal y su enorme espada se impacto con Forthia generando un potente estruendo, pero Milhtred se mantuvo firme y resistió el ataque. Karlo retrocedió un paso y volvió a atacar, ahora con movimientos rápidos de su espada a los cuales el joven respondió sin el menor esfuerzo. Tras varios intentos fallidos, Karlo tuvo que alejarse nuevamente pero esta vez comenzaba a desesperarse, y se lanzó con furia contra su rival, fue entonces que Milhtred aprovechó el impulsivo ataque de la bestia para arremeter con todas sus fuerzas. Un nuevo choque se produjo pero en esta ocasión un viento helado se dejó sentir, el cual emanaba de la espada ventisca. Producto de la terrible colisión, Karlo fue lanzado hacia tras impactándose contra unos escombros.

A la distancia, Sara veía sorprendida la batalla que libraba su hermano, y pensaba que talvez todo era un sueño, ya que resultaba increíble la escena que se desarrollaba ante sus ojos. Hombres que se convierten en bestias y espadas mágicas eran cosas que pasaban en las leyendas pero la niña nunca imaginó ser testigo de tales acontecimientos.

El minotauro logró incorporarse pero estaba seriamente herido, aún así se preparó para un nuevo ataque. Entonces apenas estaba dando un paso cuando su espada se empezó a congelar y tras unos instantes se convirtió en hielo y se despedazó. La bestia contempló aterrada como su poderosa arma se destruyó y la desesperación se apoderó de él.

Al parecer te has quedado sin energía –dijo Milhtred –y sin valor. Ya no tiene caso que estés aquí, regresa al lugar de donde viniste y advierte a tu Señor que Forthia ya tiene un dueño.

La bestia volvió a sufrir una transformación y regresó a la apariencia de hombre, y su rostro demostraba gran confusión. Sin decir nada, Karlo corrió hacia uno de los cuerpos de sus compañeros muertos y tomó su espada, entonces para sorpresa de Milhtred y Sara, el guerrero derrotado se suicidó. Mientras agonizaba lo último que dijo fue que la derrota no estaba permitida para los sirvientes del Señor oscuro.

Sara y Milhtred cavaron tumbas y enterraron los cuerpos mientras hablaban de lo sucedido, y dadas las circunstancias para el muchacho no quedaba otra opción más que viajar a la capital del reino y entrar a la fortaleza oscura para hablar con el nuevo Rey. Sara permaneció en silencio tras escuchar la decisión de su hermano y regresaron a Garkas pues ya había anochecido y seguramente sus padres estarían muy preocupados.

Una vez en su hogar, los jóvenes narraron los acontecimientos sucedidos horas atrás a sus padres y Milhtred explicó que debía viajar para hablar con el Rey. Bardos y Miriam aceptaron la resolución del muchacho y le desearon suerte, sin embargo, Sara no estaba dispuesta a dejar que Milhtred se fuera solo y decidió acompañarlo. Por supuesto que el muchacho no deseaba arriesgar la vida de su hermana pero fue tal la insistencia de la niña que a él no le quedo más remedio que acceder. Incluso los padres de Sara no opusieron ninguna resistencia, ya que ellos conocían los sentimientos de su hija. Además, Miriam le dio a Sara dos objetos que habían estado en su familia por generaciones; un carcaj y un arco, se trataban de objetos muy finos con adornos en dorado y carmesí. Sara nunca había visto esas cosas pero le dio mucho gusto que su madre le tuviera la confianza para dárselos en ese momento. Por otro lado, Bardos le entregó a Milhtred una vaina con incrustaciones de diamante y una inscripción en un idioma extraño. El muchacho aceptó el objeto pero dudaba que pudiera contener los poderes de Forthia y suponía que se congelaría, ya que incluso sus manos habían sufrido heridas por sostener la espada, pero para su sorpresa la funda y la espada parecían acoplarse a la perfección. Bardos explicó que ese objeto era según las palabras de Kira, el único recuerdo que tenia del padre de Milhtred. Para el muchacho las cosas eran muy raras y aunque se cuestiono el hecho de que nunca le habían mostrado esa vaina prefirió no hacer ningún comentario y por alguna razón estaba seguro de que todas las dudas que tenia solo se aclararían cuando estuviera en la fortaleza oscura.

La noche fue larga y ninguno de los jóvenes pudo conciliar el sueño, había tantos pensamientos en sus cabezas que resultó imposible dormir. A la mañana siguiente Milhtred y Sara se despidieron de sus padres y llevando consigo las provisiones y sus posesiones más elementales dejaron su hogar y su aldea para internarse en un viaje que los conduciría a su destino.

Texto agregado el 07-10-2006, y leído por 139 visitantes. (1 voto)


Lectores Opinan
15-02-2007 se vuelve mas emocionante. Sigo adelante. kone
20-10-2006 Con padres tan generosos, parecería que era el destino que criaran a Milhtred. No sólo le regalaron la caina para la poderosa espada,sino que incluso permitieron a su propia hija a acompañarlo. Esto se vuelve muy interesante. Sigo al siguiente capítulo. Ikalinen
 
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