Cabizbajo estabas. La gente te golpeaba y no te importaba; tu seguías mirando abajo. Luego, parabas para analizar una hoja del último árbol que iba quedando en las antiguas alamedas naturales. Mirabas al cielo, y abrías las manos, comenzando a girar vertiginosamente hacia la gravedad de los núcleos.
Te miraban, pero seguías viendo las hormigas pasearse, mientras los seres que se llamaban humanos las pisaban con zapatos de cuero y plástico. Desde mi casa te espiaba, y no te podía encontrar una persona más idiota. Tan lento, que daban ganas de empujarte por atrás. Los hombres no estamos para andar mirando cursilerías como el pasto o una flor. Pero, a pesar de todo, seguías apareciendo tarde tras tarde, igual de golpeado que siempre, con la misma cara inexpresiva que no soportaba.
Decidí encararte. La calma contemplativa se esconde para no ser pisoteado. Sin embargo, continuabas con tu postura, casi extasiado por lo vago; por aquello que ni siquiera podías sentir el gusto de poseer.
Cuando te divisé, corrí a tu encuentro. Al frente, por fin. Ante mi repentina encrucijada, quedaste atónito. ¿Qué le pasa a este tipo?, parecías decir con tu ceño fruncido.
- Amigo, perdona que sea tan metido, pero tengo una pregunta hace tiempo.
Seguías calmo, tratando de entender qué carajo me pasaba.
- Me podi' explicar porque vai por la vida tan enfermamente calmo, ¿es que no cachai todo lo que pasa en el mundo?, ¿no teni' nada que hacer que te importan más las hormigas o andar preocupándote de cuantas rocas sobresalen del cemento o cuántos cuadrados hay en las paredes de mosaico?. O sea, ubícate. Y pa' más, la gente te pisotea, y seguís con lo mismo. Es que a mi no me calza..dime por qué, por qué..
Pasó un rato, y me fui dando cuenta de lo histérico que había sonado lo que había salido de mi boca. Es más, ¿por qué incluso a mi me importaba este pobre hombre?. Tenía cosas más importantes que hacer, muchas más, ¿o no?. El trabajo, la polola, el estudio, el futbol, el diario..¿o no?. ¿Por qué, entonces?, ¿por ...
- Es que me da miedo la gente - dijo interrumpiendo mis pensamientos. Y, así, se fue, continuando su camino, jugando a no pisar las líneas del piso.
Me quedé parado, y me eché a reír. Divertido, él dejaba que las personas pasaran lejos, y yo corría de ellas. Divertido.