“Cuando era un chico mortal recibí mi primer crucifico de manos de mi madre, ella decía que con él, íbamos a estar protegidos de Lucifer y sus Ángeles. Me gustaba cogerlo e ir a la catedral de Bilbao, mi ciudad natal para sentir el silencio o los dulces himnos que brotaban del órgano de la iglesia… Han pasado Siglos y todavía lo guardo conmigo, no porque crea en el crucifico sino porque me trae recuerdos de la única época de mi vida mortal que fui feliz.
De niño fui un poco introvertido y tímido, despreocupado de las cosas que para los jóvenes de mi época lo eran todo.
Siempre odie las fiestas sociales, a las cuales mi padre me obligaba a asistir. Era 1732, tenía dieciséis años, no me gustaba ese ambiente fingido y esos ritmos afrancesados imitando los que se escuchaban en la corte de Felipe V de Anjou, disfrutaba más en las fiestas populares de mis pueblos, donde el txistu y el tamboril reinaba, donde las gentes reían y danzaban con libertad, a las cuales para asistir debía conseguir a regañadientes permiso de mis Padres.
Mi Padre, Señor de Vizcaya, luchó en las Guerras de Sucesión al trono, ya que como no ignoráis Carlos II murió sin descendencia dejando el trono al Duque de Anjou, nieto de de Louis XIV el Rey Sol. Pero no luchó por el Rey de origen Francés sino por su Familia, por su Pueblo y por que se mantuvieran los Fueros en su tierra siempre orgullosa de su Libertad.
Mi madre, descendiente de los reyes de Navarra, ¡cosa extraña en esa época! se había enamorado de mi padre, tanto como él de ella…pero esa ya es otra historia.
Mi decisión de ser sacerdote no causó tanto revuelo como yo lo esperaba, incluso creo que ya lo habían presentido. Mi hermano Mayor, Luis (Koldo) heredaría la herencia y el Título, y mi hermana ya estaba comprometida. Mi padre quería que tuviera un alto puesto en la Iglesia y para ello utilizó tanto sus influencias como dinero y fui enviado a Roma a estudiar Latín, Teología, Derecho Canónico, tantas cosas como no me acuerdo o mejor dicho no deseo acordarme…
A mi regreso fui asignado a la catedral de mi ciudad natal así que podéis imaginar el gozo que sentía en ese momento, pero no deseo contaros más acerca de mi familia, bastante tenéis con los libros de historia si halláis uno verdaderamente bueno.
Deseo contarles mi iniciación antes de lanzarme a esta pira de fuego, que me esta llamando….
(1) Anexo Nº 1
Testamento encontrado en una vieja casona deshabitada en las inmediaciones de Bilbao, Calle ***** Número ***, Bizkaia. Junto a el se encontraron restos de una incineración y encima de ésta un material de consistencia extraña, gelatinosa al tacto, mezclado con restos de telas de origen antiguo que no fueron alcanzadas totalmente por el fuego. Estos restos serán guardados en su totalidad en un cofre hermético y enviados a nuestro Laboratorio para su posterior análisis.
Cabe señalar que el fuego solo existió en un limitado círculo y no afecto ninguna dependencia de la casona.
A Bilbao 30, Junio de 1984
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