Una de las tantas situaciones vividas en La Habana tiene que ver con la idiosincrasia de ese pueblo hermoso y generoso.
En su tremenda solidaridad nos toco enfrentar la realidad de un exilio que se prologo por más de 16 años y en verdad los años más hermosos de mi vida. Estas páginas tienen como objetivo mostrar la realidad cubana desde la perspectiva de lo cotidiano, de lo humano, de la alegría de vivir y soñar.
Estos testimonios no son una alegoría a la revolución, pues ella va conmigo siempre, es un reconocimiento a los millones de cubanos que solidarizaron con el pueblo de Chile, particularmente con quienes tuvimos la oportunidad de vivir ese sueño hermoso que es la construcción de una patria socialista.
Vamos a conocer las cosas simples, la vida diaria, las dificultades y la voluntad de un pueblo para enfrentarlas y vencerlas.
Vamos a caminar por las calles y ciudades de un país querido, pero también desconocido por muchos de nosotros vamos a tratar de que en estas paginas pueda extenderse esa dulzura de la mujer cubana y la alegría permanente de sus hijos.
Estas son experiencias y anécdotas que tienen como objetivo trasmitir a mis hijos y a quienes quieran leerlas una parte de mi vida y de mis sueños truncados en un ya lejano septiembre de 1973.
Un poco de historia, solo para situarnos en el contexto de la realidad vivida. Septiembre de 1973 llego con su carga de dolor y muerte, las fuerzas armadas chilenas pusieron fin mediante un golpe de estado al gobierno de la Unidad Popular, encabezado por el presidente Salvador Allende Gossen y que resumía las aspiraciones de justicia social de un pueblo que por años intentaba el acceso al gobierno.
Las políticas implementadas por la Unidad Popular, estaban destinadas a la satisfacción de las necesidades del pueblo de Chile. Por vez primera el pueblo era el eje principal de las preocupaciones del gobierno.
Por vez primera sentíamos que éramos importante, que cada día tenia una razón para vivirlo y sentirse protagonista de un proceso que en aquellos años muchos no fuimos capaces de dimensionarlo, la patria estaba llena de desafíos elaborados con los sueños de miles de chilenos que habían quedado en el camino. Por fin empezábamos a sentirnos dueños y constructores de nuestro destino, empezábamos a creernos el desafió y entre cada uno de los jóvenes de entonces la responsabilidad con el sueño colectivo se hizo carne en cada rincón de la patria.
Chile era un desafío, una curiosidad mundial, muchos intentaban explicarse que era eso de una llamada “vía chilena al socialismo” o como lo definiera el presidente allende el “socialismo con empanadas y vino tinto”, estas definiciones no estaban en los libros de los clásicos, muchos no comprendían como era posible que en el extremos sur del mundo los chilenos desafiaran a los académicos e ideólogos con el atrevimiento de ser por fin una sociedad libre, justa, democrática y soberana.
Teníamos poco más de veinteaños, éramos sin ninguna duda los protagonistas de ese momento histórico y lo digo por la extraordinaria participación de los jóvenes, que sin tener una conciencia poética instruíamos que algo grande estaba pasando y lo más importante no queríamos quedar al margen.
Continuara.. |