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Inicio / Cuenteros Locales / vipera / ¿quieres un si? (final)

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Homosexualidad.

Luchar contra de algo imposible de luchar.

¿Por que me haría esto?, se acostaba conmigo y con otro hombre.


Me temblaban las piernas, creo que mi cuerpo era incapaz de soportar esta cadena de eventos desagradables, inverosímiles.


Me senté en una banca, miraba como la gente paseaba los perros, parejas de la mano, niños en bicicletas, sobre los columpios.


Ya no me importaba nada,

¿Seria capaz alguna vez de superar esto? O ¿viviría por siempre con la imagen de un hombre con un tiro en la cabeza?

Esta presión me estaba apretando al garganta, a rotos sentía que no podía respirar.


No sé cuanto tiempo paso.

Cuando sonó mi celular eran las 7:30 de la tarde.

Estaba frío, pero mi cerebro no enviaba señales, estaba totalmente ocupado en sufrir.


Contesté, era mi madre.


Después de un rato mi padre llegó a buscarme.

Creo que ese día no comí, ni al siguiente, no podía ni siquiera hablar.


Permanecí encerrada en mi pieza cinco días.

Tomando sopa de pollo y recibiendo constantemente a mis amigas de visita.


La trágica historia de mi casi matrimonio, había dado la vuelta completa al mundo.

Habían periodistas a fuera de mi casa, queriendo saber los más mínimos detalles.

En estos momentos ni las más bellas modelos, ni los más tontos futbolistas eran noticia.

Me había transformado en LA noticia.


Recibí una millonaria oferta de un canal de televisión, pero la rechacé.

En mi vida esto era lo menos contable.


Ya habían pasado 7 días del hecho, me visitó un doctor.

Necesitaba tomar vitaminas, me inyectaron suero.

Sentía como corría ese alimento ficticio por mis venas, me dolía, pero a estas alturas, nada dolía tanto.


El actor me visitó en la casa al octavo día.


· Belén


Tu!... que haces aquí, pensé que te desaparecerías nuevamente. Ya ni tu olor recuerdo, ni tu cara, ni tu voz.

Por que lentamente te transformaste en otro dolor, para mi tan dolorida vida.


· Si quieres me voy, y te dejo de causar dolor.


Si quieres irte, no busques excusas, y andate.

No te sientas responsable de nada, tú hiciste lo que un hombre hace.

La pusiste y te desapareciste, como un cobarde.

¿Para que volviste a aparecer?, si tan solo fueras constante, y no me hubiese enviado mensajes extraños, si no me hubieses bombardeado de ilusiones falsas, y te hubieses quedado callado, en el rincón que yo te tenía, nada de esto estaría lamentando.


· Yo lo hice, por que si te casabas sufrirías más.


¿Por qué dices eso? ahora no me digas que eres vidente. Aparte de actor, de mentiroso de cobarde… eres vidente!


· déjame explicarte, si tan solo me escuchas un momento, todo estaría mejor.

Esto esta muy complicado, nos estamos complicando ambos con cosas mal entendidas.

Tu novio era gay.


Ya sé! Y no lo quiero escuchar más. Ahora andate, déjame sola con mis ideas, déjame sola, por que nadie lo ha hecho y es lo único que necesito.


· Tú sospechabas de tu novio… ¡¡¡ ¿por que te cegaste Belén?!!!...


Comencé a lanzar los adornos de mi repisa.

No podía controlar la rabia que tenia dentro de mí.

No podía controlar mi mente, mi boca.

Me tire sobre la alfombra, tenia olor a talco para pies.

Las lágrimas brotaban solas de mis ojos, lentamente deje de llorar, pero no podía levantarme


Saque un libro de poesía.

No dormí hasta que me leí cada una de ellas. Con cada verso recordaba algo de mi vida.


Me recorrí mi historia completa, deseaba volver a ser una niña.


Cerraba los ojos y veía mi vestido blanco invierno, luego lo veía manchado de sangre.


Cuando me desperté a la mañana siguiente, mi pieza estaba impregnada del olor de mi ex novio.


Levanté la cabeza, y me vi en un espejo.


Al lado del espejo había un frasco de pastillas.

Las tomé todas.


El olor de la pieza me recodaba las noches que no hacíamos el amor.

Me acercaba a su pecho y me dormía con su olor.


Comencé a llorar.

Siempre había sospechado, y me cegué.

El me había hecho prometer que siempre lo ayudaría.

Y que saldríamos una vez a la semana a comer fuera, y que el sexo no sería una prioridad en nuestra vida.

¡Sandeces!


Mi celular comenzó a sonar, estaba lejos de mí, aumento el volumen, y yo no contestaba.


Mi madre entro a la pieza.

Me vio tendida en el suelo, miro el frasco de pastillas, comenzó a llorar.


Ya no quieres vivir, me dijo con un hilo de voz.


¿Quieres un si? ¿Y sufrir antes que muera?

¡Todos desean escuchar un si!

¿Quieres escuchar de mi boca la justificación de haber tomado un frasco de pastillas?

¿Realmente crees que vivir es un consuelo?

Quiero morir, por que soy cobarde.


Cerré los ojos.


Distinguí un túnel, pero al final no había una luz blanca, era una luz levemente amarilla, como sucia.

No escuche la voz de nadie decir que volviera.


De pronto pude ver al actor.


Se estaba cojiendo a otra mujer, una mujer rubia, alta.

La hermana del amante de mi casi esposo.


Sonreí.


Y le di la mano a la muerte.

Texto agregado el 04-10-2006, y leído por 132 visitantes. (3 votos)


Lectores Opinan
25-10-2006 muy buen final toda la novela impacta mari-posa
04-10-2006 bueno muy bueno***** neison
 
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