En tres minutos logré paralizar tu corazón tras escuchar mi voz perdida por más de tres años.

Seguramente recordaste todas aquellas tardes que me perdí en tu mirada serena, esas tardes en las que sólo importaba estar a tu lado y deslizarme en tus brazos susurrando un cariño eterno.

Tal vez, en las horas restantes de mi llamada recordaste con una lejana sonrisa las veces que corrí hacia ti y te nombré mi héroe personal, sin que hubiere necesidad de defenderme de malhechores, ni leones... simplemente defenderme de mi vida, retenerme un segundo más hasta que olvidara la idea de saltar al vacío,
de las veces que me sonrojaste pidiendo con los ojos muy clavados en los míos una entrega inmediata y que bajara las defensas para invadir con plena libertad todo lo que estuviera al alcance de tus manos y un poco más allá.

De seguro también recordaste la distancia que nos separa y dejaste de soñar.

Yo la recordé apenas descolgué para llamarte...
como siempre me importó muy poco,
tanto como los días que viajaba para llegar a tí,

tres regiones enteras a cambio de una caminata
lluviosa cogida de tu mano. Ahora son nuevamente tres regiones, pero hacia el norte.

Cuando colgué el fono entendí que prefiero los cerros sureños.-

a: F.A.S.O.

10.9.2003.-