Zahir
(Entre pairos y derivas)




Sabia que iba a morir, sin embargo seguía avanzando, mientras sentía como el suelo se desmoronaba bajo sus pies, el agua era fría, pero el fango curaba sus heridas, estaba tan cerca de la orilla...
Sabía que iba a morir, pero movía las ramas. El aroma idílico de su entorno campestre, hacia que sus pulmones desgastados y sangrantes recibieran piadosos un poco de oxigeno. Una calurosa brisa la hizo viajar al pasado, abrigada hasta el pecho por una suave seda.
Caminaba por un desierto, desnuda y vulnerable, mortificada por la brisa que pasaba por sus dos yagas. Sus ojos aun no divisaban un horizonte, una pequeña señal de esperanza...
Ya no miraba mas el suelo, ni el horizonte, lo que le cobraba más de algún tropezón, solo se detenía a mirar el techo azul que la cobijaba. Entonces sus pies sintieron algo suave y húmedo. Era pasto, un bello prado florido daba un maravilloso espectáculo natural ante sus ojos, era hermoso y misterioso, con un extraño brillo. Se dispuso a seguir en tan liviano éxtasis, hipnotizada por la frescura y el aroma a primavera en pleno desierto.
Sabia que iba a morir, se había dejado engañar por esa extraña brillantez que ahora la hacia caminar por ese horrible fango, aunque, a pesar de todo, cicatrizaba sus heridas y la hacia olvidar el calor que por tanto tiempo la asoló. A pesar de todo continuo su travesía.
El choque con una piedra la hizo despertar...
Es hora de salir, mis vestidos ya están listos. Luego de tanto arrastrarme, me hará muy bien volar, cerca del sol, pero procurando no quemar mis alas.
Sabia... que un día, iba a volar.