Todo me hace pensar que Chile está sufriendo el síndrome de la madre separada. No se explica de otro modo que surjan, de un tiempo a esta parte, tantos hijos descarriados, algunos, portadores de filosofías seudo anarquistas, todos ellos, presos de una rebeldía incontenible. El padre, dolorosamente ausente, se hace sentir en demasía y es importante que la madre, en este caso, la presidenta, tenga la sabiduría necesaria para devolverles la confianza a esos hijos y nietos pingüinoides desorientados que por cualquier motivo se amotinan y elevan pancartas reivindicatorias. Como no proliferan las madres de la Patria y sí, muchos progenitores históricos, es importante cambiar esta situación y hacerles saber a estos pequeñines que todo va a salir bien, y si es preciso, convencerlos del hecho que una madre no abandona a sus hijos y su misión es desvelarse por cada uno de ellos...