NADIE VENDRÁ A TRAERTE FLORES ©


Hoy no intentas levantarte. Prefieres morir mientras observas fijamente un punto en la ventana, donde las gotas secas de la lluvia del día interior pintan la mañana de una fría y pesada melancolía. Hoy no quieres levantarte, y prefieres morir mientras miras la ventana. Sin embargo, poco a poco, con un cierto temor incrustado en la garganta de que falle la estrategia y te encuentre al fin la tarde respirando, te das media vuelta entre las sábanas para sentir la calidez del hombre que aunque ya se ha ido piensas que por fin ha sido tuyo. Temes que falle la estrategia y te abrazas nuevamente a la almohada, con la mirada fija fija fija en esa ventana opaca que –irremediable muro de Berlín- separa al mundo real de éste tu lecho de muerte hoy, triste mañana de Octubre.

Hoy no quieres levantarte, y prefieres morir mientras miras la ventana…. Poco a poco. Sin embargo, como a todos, te sigue desvelando el paso fuera de la cama, la banalidad de los espejos, el teléfono que repica y no contestan. Abres los ojos y aún no mueres, aún la vida te sigue pisando los talones con esta pesadez y los recuerdos que son gotas secas de la lluvia de días anteriores en los cristales resquebrajados de tu memoria.

Anda: Ya se que no me escuchas. Levántate ya. Toma el peso de tu propia alma, abre la ventana y no te mueras.

Date tú misma los besos, que no de otra manera te dejarán la boca roja. Anda, levántate ya y no te mueras. Ve y planta tu jardín… nadie vendrá a traerte flores.