Es en este olvido de infinidad inerte
donde encuentro la muerte de mis astros.
Y la nocturnidad de esa muerte crepuscular
trae en la voz y en las manos
la fragilidad de mis silencios
abandonados en el tiempo que deje de mirar la verdad esgrimida en la simpatia de tu andar.
Ahora, es esta fuga apodíctica
un recuerdo inerte del hombre que no fui
y de la mirada que escapo a su verdad.
Y son las manos desterradas
las culpables de esa lealtad difunta
lejana
sombria.
¿A donde marcharon mis astros, mis cometas, mi silencio?
Cabalgan perdidos en el abadono de sus cuerpos.
Encerrados en un huracan de despojos
yacen sus almas desoladas,
vencidas por la muerte de mi mismo,
traicionadas por por la muerte de quien era
y la fragilidad con la que he olvidado
Texto agregado el 25-01-2004, y leído por 232
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Lectores Opinan
29-02-2004
Bueno, con este poema me sentí identificada y me conmovió bastante. Igualmente la riqueza del lenguaje que encuentro en tus poemas (los que he leído hasta ahora) es excelente, poesía en estado puro, aun en un poema que puede interpretarse "de amor" la riqueza que hay en ellos no les permite ser cursis.Bueno un saludo desde Bs.As. nikita
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