Eresh, otra de esas especies de difícil clasificación, es la llamada Flor que sueña. Se aparece como flor en zonas húmedas, y de abundante neblina. Su brote es pequeño y de un verde moráceo intenso, pocas veces se ha visto dos especies creciendo de forma cercana, no así con otras especies, sobretodo árboles, pues gustan de crecer cercanos o sobre ellos. La abundante humedad permite que la planta crezca de forma rápida y firme llegando medir de tres a cinco palmas, al crecer su color se vuelve un poco mas azul que violeta, color que también cruza haciendo suaves surcos sobre sus pétalos blancos. La flor podría llegar a ser de cierta belleza, no obstante la porción baja del pistilo se abulta de tal forma que resulta grotesca en tiempos de neblina, la planta absorbe toda la humedad que le es posible en aquel tiempo. He aquí una parte del misterio de la especie. La planta asemeja con el vapor a insectos pequeños, el que además resulta de agradable olor para sus contrapartes masculinas o femeninas, las que al acercarse caen en la trampa, la porción superior del pistilo se contrae rápidamente y atrapa al insecto, finalmente la planta lo digiere.
Usando también la estrategia de los insectos atrae a pájaros, aunque no resulta muy efectivo: el pájaro se da cuenta fácilmente de que no se trata de un insecto, pero basta que uno caiga en el truco y que la planta logre robarle un pequeña parte de una de sus plumas para dar comienzo a lo que resulta mas misterioso acerca de esta especie. Eresh se abulta al punto de estallar o quebrarse, y empieza a ensayar con el vapor tal ave de igual forma y aspecto que la que tuvo contacto. Luego de un tiempo de ensayos, no realiza mas, deja de devorar insectos, y se cierra. Permanece así varios días, abultándose cada vez más y más hasta cuando el tallo casi no le posible soportar el peso, los que hallan visto la escena siguiente han de saber lo maravillado que queda uno. Un pequeño quejido cruza el aire...es el momento. La planta se empieza a rasgar desde adentro por pequeñas extremidades violáceas, otro quejido un poco más audible, una cabeza con dos diminutos ojos deja asomarse, observa el sol por primera vez, los quejidos aumentan, la criatura ha nacido. Antes o después de ello, el tallo se quiebra, y lo que cubría a la criatura se rasga completamente, y se es capaz de observarlo en toda su forma. Dos pequeñas alas, dos pequeñas patas, y un diminuta cabeza, esta cubierta de lo que podrían ser plumas, aunque realmente no lo son, su color es violáceo, aunque más verde que azul. Es de una fragilidad absoluta, si uno intenta cazarles solo lograra hacer que se disuelva como si estuviese echo de aire, o bien de un sueño. La criatura entonces se levanta con cierta torpeza sobre sus dos extremidades inferiores,y sin echar una mirada hacia atrás y como si lo hubiese echo desde siempre, se echa a volar.
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