Porque lo que escribes no es nunca lo que piensas,
y lo que piensas no es nunca lo que dices.
Que lo que dices será únicamente
reflejos deformes de aquello que escribes.

Escribir es tarea de titanes,
Pues siempre requiere asumir la distancia,
Decir solo aquello que quieres esconder,
para después describir torcidamente
palabras que a medias intentas capturar.

Hay un festín al que corresponder,
Fieras salvajes rapiñando los cortejos,
Pensamientos que tal vez solo sean ficción de altavoces,
Verdad en lo que hice y nunca en mis palabras,
Fragmentos desvaídos de mis letras.

Desde la posición que asumo como ave rapaz
Hay todo un mundo a contemplar en voces.
Rostros que solo existen como imagen a observar
Y ser entonces sabio de lo que otros dicen.

Caminas vagamente en palabras de otros ecos
Y sabes que en ellos no existe solución.
Lo único que puedes preguntarte entonces
Es si alguna vez escarbarás certezas
De este mundo y sus lejanos fuegos de artificio.

En amigos y encuentros fortuitos,
Intuyes lo que nunca has expresado,
Por miedo o cobardía de argumentos.
Cansado el verbo y la destreza,
Eres lo que alguna vez pensaste en callejones.

Exhausto el mecanismo de ser hombre,
Comienzas a aguardar respuestas inconclusas.
De alguna vez sufrir y ser correspondido,
De tal vez en las ruinas ser un pensamiento,
De otros a las calles arrojado.