UN INSTANTE
Fue un instante fugaz; el esperado.
Tal vez una sonrisa, una mirada,
y la cruel realidad de tu partida
hacia el mundo ignorado de la nada.
Y después... una lágrima insistente
con la que quise ahogar desesperanzas,
y la angustia interior de verme solo
pensando en el ayer, en el mañana.
Convulso, incontenible, vino el llanto
como fluye cuando llora el alma
y el amargo dolor de la impotencia
al comprender que en la vida Todo es nada;
que somos una brizna inobjetable
con pretensión de parecer montaña.
Que es suficiente un soplo; el más ligero
para quebrarnos como frágil rama
y volvernos al polvo del que un día
surgimos porque si... porque es preciso;
por la incognita puesta como estigma
necesaria quizá para la raza.
Tras el llanto surgieron los recuerdos
del instante anterior, cuando aún estabas...
compartiendo conmigo la aventura
de sentir ilusiones infundadas
creyendo los dos en el axioma del amor compartido
sin palabras;
cuando sobran los gestos, las caricias, los besos
los suspiros, las miradas...
y es mas que suficiente el pensamiento
para hallar la comunión entre las almas.
Después surgió el silencio... las ideas
tumultuosas, confusas, despiadadas,
las preguntas de siempre, sin respuestas
los instantes de dudas, de esperanzas
y la eterna verdad que nos agobia
al ponernos de frente al espejismo
que el hombre llama vida y que no es nada.
Y pasaron las horas inmutables
esas hijas del tiempo sin distancias,
las que un día pensamos que eran nuestras...
que creímos tener aprisionadas
pero apenas tuvimos la conciencia
de sentirlas pasar como fantasmas.
Y volvieron ante mí los otros tiempos
aquellos del comienzo... de otras ansias;
los tiempos del ayer, cuando creía
que nunca habría partidas ni distancias
pero ya estaba solo y lo sabía
porque apenas quedaba tu sonrisa
y el instante fugaz de tu mirada.
|