Genocidio
¿¿ Reconoces el dolor en mi rostro??
Le he gritado mil veces al silencio todas aquellas cosas que he sentido para ti, pero no me escucha, sólo repite mis palabras haciendo un eco resonante y doloroso en mi cabeza.
Como olvidar el momento en que empecé a coleccionarte en imágenes instantáneas de mi mente, ese día el reloj de arena del parque se taponó, el agua de la fuente se congeló y el aire se aquietó haciendo que a mis pulmones les faltara oxigeno. Te observe con tu piel esponjosa y suave como la seda; esos ojos azules en los cuales podía ver toda la inmensidad del mar, siempre con principio, nunca con un final tangible; tu pequeña nariz respingada; tus labios que parecían pequeños cascos de mandarina dulce de un rojo carmín intenso de tanto chupar bombón dispuestos a besar con pasión esas bocas sedientas de amor; tu cuerpo, una pequeña armonía de chocolate, una sonata de compases perfectos, cada corchea ofreciendo un escape a la rutina y a la monotonía.
Todas aquellas cosas hacen que esté ahora sentado aquí, pidiendo un cigarrillo y un trago, intentando una y mil veces moldearte toda con la ayuda del efímero humo que se escapa de mi vista llevado por el viento torrencial del bar, lleno de murmullos insolentes, de borrachos que vomitan las mesas, de vendedores que ruegan a la gente, de ladrones que acechan en la oscuridad, de bailarinas que piden un trago.
Escucho una a una las canciones que me hacen vivirte una melosa eternidad, un poco de Coldplay para afirmar que tu magia es mas grande que los cuentos de los hermanos grimm y las mil y una noches juntos, Oasis detonando todas esas palabras que llevo conmigo en los bolsillos como si fueran monedas, mi maravillosa pared.
Hasta que suena esa, justamente esa, que me hace aturdirlos y gritar cuanto deseo que estés aquí, que eres como la morfina que entra en mi sangre para darme infinitos orgasmos mentales, que me desinhibe de este mundo rígido, que me hace viajar.
¿¿Reconoces el miedo en mi rostro??
Es consecuencia de este amor masoquista, de esta obsesión que me flagela cuando me hablas de tus deseos, sin darte cuenta que tú eres el mío; que me golpea fuertemente las costillas cuando te despides los viernes dándome la espalda y caminando hasta el final del pasillo mientras yo, al otro lado, espero ser prisionero de tus ojos. ¿Aun crees que es la brisa quien besa tus labios? Acaso no sientes que siempre estoy ahí llenándola de todo mi ser. No pretendo hacer nada mas que eso, seria una blasfemia, la mas grande de las traiciones divinas querer romper un capullo de seda, intentar pisotear una playa virgen como un descuidado turista, que sólo busca placer, dejando huellas que ni el mas grande océano de olvido borrará.
Pero aunque no sea yo quien lo haga sé que hay alguien que lo hará tarde o temprano, quizá mas temprano que tarde, ya puedo sentir como el olor de tu cuerpo cambia en una interminable metamorfosis y aquel indescriptible olor a chocolate es apagado lentamente como una llama que es ensalivada, No te mueras mi pequeña flor de loto.
La cerveza se ha terminado, ahora veo las cosas con más lucidez, comprendo porque el pánico oprime mi pecho con fuerza impidiéndome respirar, porque mis piernas están congeladas y no musito palabras, lo que pasa, lo que pasa es que yo te espero como a mi genocidio.
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