Dedicado a Anouka, la meiga que rescató mi clave de acceso.
“06:00”, decodificó mi cerebro soporoso al percibir la alarma cacofónica del despertador, no por adivino, sino porque el maldito suena todos los días a la misma hora.
Después de mis abluciones matinales, mientras programaba mecánicamente el microondas (TIME? 45:00 OK) encendí mi teléfono móvil, introduciendo mi código “SIM” (3791), siendo recompensado con la leyenda “código aceptado” y una musiquita. Con la taza de café y el diario me dirigí al escritorio, no sin antes desactivar la alarma del sector, empleando el código correspondiente (11623). Encendí la PC, introduciendo mi clave personal (****) y mientras los programas de arranque corrían medí la ración de alimento (185 g.) de Namila, que no es mi pareja, sino mi perra, aprovechando para seleccionar un programa de noticias en el televisor (Canal 43), donde en ese momento una rubia siliconada recordaba que se podía votar por el candidato preferido de un “reality show” marcando el 0800 323 0101 y luego optando a través de la clave alfa numérica correspondiente, que en mi caso fue Vir8088, ya que mi favorita era la mulata pechugona.
Ya de regreso en el escritorio digité la clave con que protejo a mi correo de fisgones (*****) y, verificados los mensajes entrados, ingresé a una página de cuentos escribiendo en el navegador http://www4.loscuentos.net/, tras lo cual sólo me bastó hacer lo propio con mi seudónimo, al que naturalmente llamo “nick”, y mi clave (*******)
Todo ello sin consultar anotaciones, machetes ni ayuda-memorias.
Todo ello de manera mecánica, natural, casi fluyendo.
Todo ello ayer, porque lo que es hoy…
No voy a decir que perdí la memoria por el golpe que me di anoche en la cabeza, ya que ello sólo sucede en los cuentos, pero lo cierto es que aún estoy intentando prender el celular, sin la más puta idea del número que me reclama el aparato de mierda. La alarma suena de manera escandalosa y… para qué contar el resto.
A la PC ni siquiera pude iniciarla y de entrar al correo, o a la página que les contaba ni hablar. De modo tal que si no me encuentran por acá ya saben.
La verdad es que todo fue por el golpe en la cabeza, no jodamos. Después de todo esto parece un cuento.
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