Poco importa si los perros no mueven la cola,
o si el cielo esta mezclado con whisky,
olí la depravación en sus dedos,
no en su espalda, ni en su cerebro.
Ya no importa el cáncer del tiempo,
Ni el tiempo de reposo sobre mi vientre
sin pretextos en los muslos,
sin canciones sucias,
sólo el café derramándose en mi paradoja,
y el cigarro abriendo paso a lo alucinado
mis mordiscos con alas,
pastillas,
pastillas,
sentada en la barra de un bar,
esperando al defecto del presente,
el jazz desgarrándome el cigarro,
y un sombrero encubriendo mi cinismo
-cuando de pronto despierto-
-café y cigarrillos-
Entre mis mentiras,
Sensaciones escalando mi columna.
Entre mis pestañas
pelusas de viejos gatos sanguinarios
-café y cigarrillos-
Entre desquicias quebradas.
Sin tiempo,
Sintiendo…
Confundiendo
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