La cosa es que en realidad el afano estaba jodido de antemano. Cuando salís de caño pero en realidad no querés salir de caño, o te cagan a tiros o tenés que salir cagando en la primera de cambios. La yuta no jode ni jodió nunca. Cuando algún tira necesita hacer numero, o la televisión le zumba la nuca, salen con los tapones de punta y cagaste, te surten ahí donde te ven. La convención de ginebra o la de Viena o la de Lanús no corre. Te ponen y te ponen. Yo me lo veía venir. Pero vos sabes, a los viejos no les hacen caso. Se ponen un saque de merca y son todos gallitos, coraje y fuerza, coraje y valor. ¿Y que haces? Ya estas en el baile. El primer día, todos se comportan como si fueran James Bond. El día del reviente son todos Billy The Kid. Vos sabes, Polaco. Vos sabes como es la mano. Es como rociar el asado con meo. Por más pinta que tenga de bueno...
Y tenia que ir, tenia que ir. No me podía echar atrás porque era un laburo que lo armo Palomino, y si me echaba para atrás, listo. Porque con Palomino, una vez que hiciste la venia, no le podes venir con mariconadas de ningún tipo. Palomino te corta los piolines y al día siguiente si no apareces con un destornillador en el oído, aparece la fiscalía y te emperna en el aire. Así que no me podía echar atrás, porque entonces se te termina pudriendo todo igual pero peor. Y uno es tan ingenuo o tan bolas tristes que supone que lo va a poder manejar. Que llegado el caso, te bajas del auto o te pegas media vuelta un segundo antes que la yuta empiece a los cohetazos. Viste que uno va por la vida creyendo que puede manejar la varita mágica hasta que la varita mágica se te pierde en el medio del culo y terminas con suerte en Devoto, cajeteando en el patio mayor toda la mañana. Y viste como es, pis y caca, el enmascarado no se rinde. Tengo casi sesenta, un afano así no lo podía dejar colgado porque todavía tengo cara de hijo de puta, pero en dos semanas tengo cara de viejo culo seco y se me cagan de risa hasta las palomas aunque les apunte con un cañón. Así que me puse el 38 corto en el cinturón, al frente, como siempre bichando que tenga el seguro puesto para no terminar operado de la próstata a balazos. Viste que el 38 es celoso, se dispara de nada. Además, el bufo era alquilado, y estaba limado por todos lados, nunca falta el pelotudo que te lima el gatillo y con un estornudo te terminaste cagando a tiros con dios y maría santísima si antes no te terminas pegando un tiro vos mismo, acordate del turco que en un afano en Saavedra se voló el marote cruzando una cuneta con el auto. No podes joder, Polaco, no podes joder. Uno ya no es un pendejo. Te equivocas un poquito y te equivocaste todo. La cosa es que Heredia no se los banco a los pendejos tan zarpados. Y cuando vio que le ponían los pies en el tapizado de la camioneta y le apagaban los cigarrillos en el piso, se puso como loco, y los pendejos lo encañonaron de una. Media hora para convencerlos de que no entraran a los cohetazos ahí adentro. Pegaban un tiro y de adentro nos sacaban en bolsas negras a todos. A todos. Estaban del culo y seguían merqueando dentro de la camioneta. En un momento, dando la vuelta en la curva donde termina Armani, ahí en Lanús, se les cayó la frula al piso en medio de una jalada y de nuevo, sacaron los fierros y vuelta a empezar que lo quieren coser a tiros a Heredia. Y yo otra vez, dejáte de joder, pendejo, que vamos a terminar hechos mierda si empezás a los tiros. Nos vamos a cagar a tiros entre nosotros y les regalamos la función a la poli. La yuta le va a mandar a tu mama el banderín al boludo del año, guarda el caño y dejáte de joder que ya estamos llegando al banco. Y media hora así, tratando de convencerlos de que no armasen un desastre. Yo por adentro rezando, que mierda hago ahora. Que mierda hago ahí, en primer lugar. Una hora mas con este corso de pelotudos y se acabaron los ravioles del domingo para mi. Mi hija Irene, la mayor, por fin se casa el mes que viene. Le voy a cagar la fiesta y todo. En vez de rosas va a ser con calas la cosa. Si, crisantemos. Flor de mierda el crisantemo. La cosa es que al final, se calmaron de nuevo, pero ahora estaban paranoicos, miraban para todos lados y como yo estaba del lado de la ventanilla al lado del sacado este que iba con el pañuelo en el cuello a todos lados, lo tenia todo el tiempo encima. Vos sabes, Polaco, vos me conoces. A mi me rompe soberanamente que me toquen. O sea, las manitos te las metes en el culo. Porque... porque si, o sea... que tengo que andar dando explicaciones. Así que Heredia estaciono en la vereda frente al banco. Y el pendejo de mierda este meta tocarme para correrme. Yo le digo: Nene, si no podes ver desde acá, ni bien terminamos el afano te llevo al Santa Lucia a hacerte ver los ojos, porque no ves una mierda. Y el pendejo me miraba como si yo hubiera venido del espacio y hubiera aparecido de pronto delante suyo. Las fosas nasales coloradas de tanto sacudirse merca se le abrían y cerraban como un toro hereford con asma. Y encima tenía un aliento que parecía que hubiera desayunado el cadáver de su abuela, el hijo de una gran puta. Y lo tenía encima y me tocaba y me respiraba en la cara. Por fin Heredia dijo ¿Vamos?, y los pendejos como un coro de conchudos repiten Vamos... Y fuimos. Así que entraron al banco. Heredia se quedo fumando un faso frente a la rueda delantera haciéndose el boludo como que estaba revisando la presión a puntinazos. Lo cago a puntinazos al final al neumático porque los 20 segundos que debía durar el afano se convirtieron en dos minutos. Cuando estaba por llegar el minuto 3, yo le levante las cejas a Heredia, siempre con la mano en el 38, como diciendo: Nos vamos ahora mismo a la mierda. Yo estaba detrás de la camioneta, acomodándome las bolas de costado, pero sin despegar un ojo de la bocacalle, esperando que cayera la yuta con pito y cadena. Y cuando di el primer paso para abrir la puerta y subirme, se escucharon dos o tres tiros dentro del banco y la puerta se abre. Los tres pendejos salen del banco, muy orondos, muy cancheritos. Yo abro la puerta de atrás y los espero, ya con el bufoso en la mano, esperando que cayera la federal, y estos pendejos caminando muy tranquilos. Incluso uno de ellos se dio vuelta y le mando un escopetazo a la puerta y la hizo pelota. Los pedacitos de vidrio polarizado llegaron hasta mis pies. El otro debía tenerle calentura a las maquinas porque le pego un escopetazo al cajero automático y el cartelito de Banelco salto a la concha de su madre. Heredia que les dice que se apuren que ya la cana debía estar por caer. Y bueno, al final se empiezan a meter. El pendejo que me respiraba en la cara, venia de último, con la escopeta al hombro como Daniel Boone y el paco con la guita en una bolsa de caudales. Venia haciendo pasitos de bailarín el pendejo de mierda. Y yo que lo apuro para que subiese de una vez, y el pendejo no tiene mejor idea que palmearme la espalda. Tranquilizate viejo, que ya encima que sos feo, nervioso sos mas feo. Y me da un beso. El pendejo hijo de una gran puta me da un beso en la mejilla y por poco no me emboca un chupón en medio de la boca. Me lo quede mirando, pero el pendejo ya se había metido adentro y estaba sentado, dándose palmadas con los otros dos pelotudos, festejando la gracia. Y bueno, la cosa es que me pudrí, macho. Levante el 38 y los cocine ahí mismo. Un tiro en el balero a cada uno. Mira que me voy a andar bancando que cualquier forro del culo venga a toquetearme y encima darme un beso. Agarre el paco con la guita y me fui caminando despacito hasta la esquina. Justo paso un colectivo de la 160 camino a Aeroparque y me subí y me fui a la mismísima mierda.
Ah, ¿Heredia? Y si, también lo hice cagar, por pelotudo.
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