no importa que al principio
sean minúsculas muertes de insectos en la casa
esas muertes
esas
defunciones voluntarias
anteceden fatalmente a las demás
(es imposible elegir lo que muere
como es imposible elegir lo que vive)
enseguida empiezan a morírsete las cosas
las cosas tienen esa muerte única
esa muerte leve, lúcida
como la repentina muerte de un bebé
o como la muerte de un árbol
y hasta el vino en la copa se te muere
en la boca el poema, en los labios
el beso, la caricia
en la mano
muere precisa, puntual
los amigos
y cosas más importantes
como la locura, los ríos o los trenes
por eso
no importa cómo empiece
-quedamente o con furor suicida-
te lo advierto
cuando la tarde caiga
no seremos otra cosa que fantasmas
ordenando sus fantasmas en la noche nítida
Texto agregado el 28-09-2006, y leído por 436
visitantes. (11 votos)
Lectores Opinan
28-09-2008
Qué tremenda verdad. Y qué forma tan asombrosa de contarlo. LaranadeShalott
03-09-2008
Contundente. Está de más cualquier cosa que se pueda decir. Mis felicitaciones* Mokey