No pudo más cantarle a la luna
el dìa en que se apagò su sol.
Y se encerrò bajo llave en su cuarto.
Y se hizo amigo de la oscuridad.
Aprendiò a contar los segundos
y los cerdos que volaban por su imaginaciòn.
Estableciò contacto con las nubes
y un dìa decidiò volar.
Cuando llegò al fin del extremo
tomò la llave y escapò.
Sus compañeros sorprendidos
no podìan entender
como el brillo del diamante
locamente se apagò.
No pudo màs cantarle a la luna
el dìa en que se apagò su sol.
Dejò este mundo aquel dìa
por un momentáneo lapso de razòn.
Texto agregado el 28-09-2006, y leído por 167
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