Cuando ya se han acabado los cigarros
Y el alma se ha devuelto en la última bocanada
Dejará en silencio que la pintura sucia
Que con pasión febril relame el torso gélido de lo indestructible
(ha pasado ya la prueba de los años)
Empiece, poco a poco
A lamer también su rostro –en placidez agónica-
Su ropa de domingo
Las rodillas que rodea con los brazos
Temeroso
Como para fundirse en una sola,
para ser el cuerpo también otra pared
herrumbre
de esa casa vieja.
II
Al fin,
Con el ademán de otra mañana
En que despegar los ojos se hace infame
Con el recelo tal que trae la certeza
Que al caer la tarde
Deberá ponerse en pie y darse por vencido
Soltar al fin y al cabo las rodillas
Y no le encontrará la mañana
Como una letra más
Como un musgo más
Que se descascarona en las paredes
De una casa vieja.
Texto agregado el 28-09-2006, y leído por 129
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Lectores Opinan
28-09-2006
En medio de la velocidad de la vida cotidiana, tus poemas son un remanso de belleza y de contenido.***** kucho
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