Inicio / Cuenteros Locales / gideon1 / EL HEDOR DE LAS FLORES
Su carne de deshizo entre sus dedos, y el olor dio inicio a la captura. Sus pupilas cerradas le sonrieron cómplices, y sus púrpuras labios susurraron un “Te Quiero”, solo audible a sus tímpanos de sombras.
Era tarde para echar pie atrás; incluso si ese hubiera sido su mayor deseo. Solo quedaba el aroma a Gardenias envueltas en naftalina.
Le miró emocionado. El ropaje cubierto de ácaros solo aumentó el deseo de pertenencia... sin embargo sería gentil, y desabotonaría una a una las barreras ya casi harapientas.
Recordó su primera vez, el olor a geranio en ocaso, el pelo abundante, el cetrino tono de la piel y el crujir del lecho ante el primer contacto... la emoción era enorme, la furia reprimida se desató sin juicio ni piedad, la pasión encendió cada músculo de su cuerpo... aquella primera vez fue mutua. Hoy la experiencia le daba más argumentos; Había mayor pausa en sus actos, hoy respetaba la primera vez ajena.
Eliminó con certeza el pudor de la ropa, y ahora el cuerpo corría en libertad por sus ojos. Sus manos entonces comenzaron a acariciar, su boca a besar, y su cuerpo a comulgar... el momento le resultaba único y agradeció aquel aroma que le invitaba a llenar sus pulmones de Gardenias amargas.
La noche avanzaba en su transito, así como el deseo tornaba explicito e irremediable cada uno de sus gestos. Los huesos ya casi pulverizados se confundían con la ausencia de lógica, la sangre fluía en un sentido, y eso frustraba un poco su accionar.
Comprendió que, pese a toda experiencia, la escena repetiría aquel error en la perfección una y otra vez; la sangre fluiría por solo un cuerpo, y el polvo enterraría la verdadera unión.
La noche marcaba una vez mas los límites, el contexto perdía oscuridad, el deseo se apagaba en la desolación y el abandono. Se incorporó mudo; cómo era usual, cada vez la ausencia de voz demostraba con mayor vigor su presencia, las Gardenias y su hedor eran el fin y la continuidad del odio; los gusanos avanzaban por su ropa, los ojos continuaban cerrados y los labios-mudos de vida-le reprochaban su cruel instinto.
Era miserable y las pupilas accedieron a su dolor experimental con gotas ácidas y sin real sentido... mañana abriría otra tumba, y quizás esta vez las rosas acunarían su instinto con mas caricias lastimeras. Quizás seria mejor y posiblemente la sangre dejaría de fluir,” por fin en compañía”... MAÑANA SERIA OTRO DIA...
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Texto agregado el 24-01-2004, y leído por 263
visitantes. (6 votos)
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Lectores Opinan |
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10-09-2004 |
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Manejas muy bien el idioma y el tema, de por sí escabroso, está muy bien relatado. Su jugases más con el suspenso, acaso ganarías mucho. En todo caso, si deseas comunicarte conmigo, te doy mi dirección: Pabellón 4 Nicho Nº 266 y cuidado con las tocaditas, ja. Un saludo... gui |
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30-07-2004 |
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Es un buen texto, si bien el final es predecible, la manera de contar esta historia atrapa al lector, mucho. Sigue esa sensación de oscuridad en tus letras, me gusta eso. Un abrazo. Cavalieri |
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03-02-2004 |
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Es sorprendente como la mente puede jugarnos malas pasadas, la maestría de tus palabras, puede llevarnos a hacernos complices de algo tan reprochable socialmente como lo es la necrofilia, llevandonos con tus palabras a un viaje por la sensualidad, esa que embeleza, hasta llevarnos a un final sorprendente y horroroso...sin duda, despues de esto, mi vida no será igual... efiz |
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25-01-2004 |
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ehh....solo me queda saludarte, nada mas que decir...y mis estrellas para ti... mafrand |
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25-01-2004 |
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No podré dormirrrrrrrrrr ahora (empieza sensual, sigue con suspenso y con un final mácabro. Muy buena combinación y bien relatada. alexandra |
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