No sé lo que me espera cuando llegue
por sobre el cuerpo de la mai de agua dorada
a las arenas que están del otro lado.
Piso despacio
los adoquines de Colonia brevemente.
Avenida Las Flores se calienta
lenta como el agua para sopa.
Barquitas blancas
sonriendo sandías
contra las piedras de Playa Ramírez
que mira al cielo
con ojos de velitas
de mujeres con flores,
sin amores,
remojando los pies en el agua bendita
de febrero a la noche.
Madrecita celeste
traga barquitas,
no devuelvas mis flores a la orilla.
Al barrio sur le tiemblan las caderas
que no se aguanta de quedarse quieto,
y se sacude desafiando
a la santa de viento.
Se quiebra -crac-
todo Montevideo
pariendo mil tambores por la calle,
santos negros
agitan los parches de nonato,
encienden el fuego
en las almas distraídas que no saben
que nada vuelve a ser lo mismo
cuando el carnaval llama.
Texto agregado el 27-09-2006, y leído por 141
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Lectores Opinan
27-10-2006
Caminata cuidadosa y bien lograda...la voz que va viendo, observando lejana siempre. aukisa
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