Siempre he sabido que para tratar a una mujer es necesario respetar su pudor. Entonces el amor puede durar toda la vida. La vagina es una de las maravillas que muchos hombres ignoran y que la mujer luce y cuida celosamente. Ella la mantiene perfectamente limpia y fuerte, y la estimula con cada masturbación... Soy de los que piensan que ella es única, que no hay dos iguales en el mundo, que podrán tener diferentes formas, colores y sabores pero la de nuestra amada es única. Saber apreciar sus cualidades y decirle porque es especial, vale mucho mas que cualquier acción estimulante del hombre.
No soy un experto como para descifrar el misterio de la seducción, aunque he visto muchas. Solo puedo relatarte mis sensaciones y deseos cuando estoy contigo.
Me gusta estar acariciándote y mirando tu precioso tesoro. Me gusta hablar de ella. Me gusta contarte como la veo, separando suavemente los labios gruesos y los interiores. Me gusta posar mi boca sobre ellos y que mi lengua acaricie lentamente sus bordes hasta rozar tu clítoris. No lo toco porque estoy buscando tu excitación, tus deseos. Me encanta excitarte besando la parte interna de tus muslos, chupándolos, mordiéndoles con dulzura haciendo mil dibujos con la punta de la lengua acercándome peligrosamente a tu vagina mientras abres tus piernas ya excitada. Beso tu pubis y juego con mi nariz sobre él, mientras mi lengua se posa sobre la superficie de la vagina.
Aprieto con la punta de la lengua para separar los labios y abrirlos para recorrer con ella de arriba hacia abajo y viceversa gozando del sabor de tus flujos que empapan mi boca. Al final, en lo alto y cerca del monte me detengo y beso suavemente la piel que cubre el clítoris. Tus manos aprietan mi cabeza sobre tu entrepierna y tus dedos tironean de mis cabellos mientras escucho los gemidos del deseo. Ahora lo chupo y succiono para meterlo todo en mi boca y jugar con mi lengua sobre él, a veces dándole pequeños mordiscos que te hacen brincar y gemir a la vez. Levantas la pelvis al aire con la tensión del inminente orgasmo, y chupo cada vez más. Mi cabeza sigue al compás de tus frenéticos movimientos mientras sigo dándote el calor de mi boca en tu clítoris. Mi saliva se mezcla con tus flujos y estas a punto de acabar, mas no quiero, y te sigo chupando y mordiendo cada vez con mas fuerza disfrutando ese momento sublime. Mis dedos se asocian como bailarines del más exquisito ballet. Se deslizan dentro de ella a un ritmo acompasado, acelerando cuando tu respiración se corta porque té falta el aire en los pulmones, cuando crees que estas por morir. Y de pronto como una furiosa tormenta que se abate sobre el mundo llega el orgasmo en forma de corriente, incontenible, avasallante mientras mis labios no dejan de succionar el clítoris y mi boca no alcanza a tragar tan preciado tesoro. Tu sensibilidad te hace temblar como las flores en el campo cuando las acaricia el viento, tus pezones están duros y tus gemidos y el olor a sexo invaden el ambiente. Mas no te dejo, persisto con mi lengua sobre el clítoris y siento el escalofrió que te corre por el cuerpo porque noto que tus vellos se paran y tus gemidos vuelven a oírse y tus dedos rasguñan mi cabeza y tironean de mis cabellos con fuerza. Eres única te digo apartándome para poder mirar y hablarte. Tú me sonríes desde lo alto como una diosa griega.
Bajo mi boca y vuelvo a jugar con mi lengua entre tus labios hasta alcanzar nuevamente el clítoris que vuelvo a chupar ahora con mas fuerza y con los deseos del macho que esta a punto de estallar dentro de su amada. Mas me contengo y continuo multiplicando tus orgasmos hasta que tus manos toman mi cara con las dos manos y la levantan frente a tus ojos y me besas en los labios diciéndome simplemente... ¡Gracias mi amor! ¡Ahora quiero ofrecerte mi amor como nadie te amo!
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