Llueve mucho y muy a menudo, y viene esa lluvia inundadora acompañada de violentas granizadas, de emociones súbitas en caída permanente, hacia un lado o hacia el otro, dando juego y diversión a los que impunes lo manejan a su antojo, salpicando a los transeúntes, y después de toda esta ignominia y demagogia populista, hay quien se atreve a decirme que estas son las últimas lluvias. Quien sabe si son las últimas que vea, ni siquiera acaso sé si valga la pena seguir con todo esto, masticando cartones por no llamarte, por no decirte que quiero odiarte por no sentir lo mismo, como si eso arreglara un poco las cosas, como si mis reclamos sirvieran para maldita la cosa, para construir el amor, y como si con eso simplemente desaparecieran las voces de mi alrededor, esas donde te busco y nunca te encuentro.
Estamos ante algo que mas nunca será del mismo modo, ante las primeras o últimas veces de muchas cosas, de frente a puertas que se cierran y otras que han de abrirse, o antes lo estuvieron ya, y para cualquiera de los dos es ya demasiado tarde, si el sólo pensar que todo pudo haber sido producto de un antojo o de una apuesta, como yo producto de una briaga donde todo era pasajero, como ahora resulto para alguien serlo yo, ojala que no doliera.
Deben abrirse otras ventanas, otras puertas de lo que nunca hicimos juntos, otras salidas a lo que hicimos demasiado, fumar no es la respuesta, pero acaso fuera el motivo de las grietas, como para algunos es la luz que ilumina el entendimiento alternativo, por más regaños que vengan o se reciban, por más vueltas que de la cabeza; porque si una maldita escoba tiene la respuesta de todo, es verdad que esto estuvo al desde el inicio y nunca debimos empezar todo esto de penetrarte tan pronto y por donde se pudiera, como una maldita nota o una estúpida bala, porque después de todo acaso lo importante de todo esto es que las voces tengan razón, y todo esto haya ido demasiado lejos desde un inicio, porque tal nunca buscamos lo mismo, y estas últimas lluvias llegan tan dentro y calan tan hondo, porque anuncian la llegada de algo nuevo, que acaso nuca más duela tanto una duda como lo hace ahora con el mal tiempo.
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