Tal vez estés aburrida de mí, o de todo esto, por eso mismo te estoy facilitando un poco las cosas, acaso no te mande esto a ti, lo estoy volviendo ceros y unos, para que si quieres desconectarme tengas que dar sólo un clic. Puedo hacer miles de cosas de las que no tienes acaso la menor de las ideas, y sin embargo sigo aquí para vos, puedo cuidarte, recordarte y rodearte con mis brazos, cobijarte con mi sombra, e impedir que lo que sea que venga te haga daño, y te pegue estando sola, descubierta, vulnerable y desprotegida lejos de mi abrazo.
Puedo hacerte caso y pensar en alguien más, pero en realidad no tiene caso (es como lo dije vez alguna) irremediablemente vuelvo a pensarte, vuelvo a invocar tus manos perfectas, tu boca, y todas esas pequeñas grandes cosas que imagino si no estás aquí, mas sin embargo sólo tienes que cerrar una pantalla para hacerme desaparecer, así de absurdo se ha vuelto todo, aunque piense en llamar para disculparme por haberte fallado, aunque ninguno sepa exactamente el porqué o el cómo, hago un intento de repaso por la mañana, y pienso en ti, de ti, y de todo lo que me significas al venirte y seguirte pensando, y tarde caigo en cuenta de que soy yo el necio que lo sigue haciendo, el que le puso nombre a todo, y soy también el que le agrega el valor irremplazable a un solo cabello tuyo.
No sé cuan demasiado tarde sea, pero puede esta bastante cerca, y de todos modos, o de modo alguno debo terminar de entender que las cosas no serán nuca iguales por más que sé que te necesito, y no puedo dejar de sentir esto que mueve mis letras hasta el llanto, y mis ganas hasta el hastío de encontrarme solo. Quisiera poder odiarte de modo alguno, pero sé que te he perdido, y para eso, el único cómplice con que cuento es con mi dolor, y mi silencio.
Y después de todo sigo aquí, porque quiero puedo, porque aún tengo fé en ti. |