Inicio / Cuenteros Locales / teno / Cuatro Finales para un mal actor de tragedias
I
Acaso sea feliz el pensamiento de dejarlo todo atrás,
renacer, alumbrarse, entregarse al eco de uno mismo.
Acaso sea imperdonable el hombre ensimismado en su sombra cotidiana,
las palabras que lo nombran ya gastadas, hastiadas de su forma contenida.
Me asombra que nadie persiga ya su propia luz.
En un ámbito de grises, cáscaras y tumbas
personas como alambres determinan el perímetro de la verdad.
II
La casa roja encadena al escritor a su memoria y se bebe su sangre,
con aire cansino el animal de su bilis se enrosca y regurgita
un mantra reseco y estéril, ovillo de siempre
perdido en la mugre llorona de su prosa.
III
La representación de la verdad se debilita a la medida de su propia desconfianza,
existe a pesar suyo con las costillas pegadas a la piel,
famélica de comprensión, como una perra enferma
se aleja por miedo a ser golpeada incluso por la mano dadivosa.
IV
Desde donde lo no dicho me cobra como víctima
escupo en mi bandera y declamo la discordia,
declamo la apertura del corazón de la oscuridad,
me declaro la guerra mansamente.
De espaldas al sol y vedado mi gesto a los gorriones
me digo que no, ni una lágrima.
No seré un exiliado de la noche.
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Texto agregado el 26-09-2006, y leído por 99
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