Dicen que los sueños son deseos del alma… ojalá que no siempre sean así.

He soñado varias veces con esto… Sueño que estoy con mi mejor amiga, esa niña que siempre me acompañó desde el primer día de colegio y que ahora hace varios años que dejamos de ser inseparables. Sigo necesitándola a mi lado. La quiero muchísimo. Pero en el sueño nuestra relación va más allá de la simple amistad.

No entiendo que significa ese sueño. Siempre la he admirado por su enorme capacidad para expresarse, aunque sea tímida sabe hablar muy bien. Y aunque ella no lo crea, es muy guapa. Tiene un cuerpo precioso. Ojalá lograra verlo.

Pero yo jamás me he sentido atraída físicamente por mi amiga. Quizá cuando terminó mi relación con Elia pensé en ella. En si podría enamorarme, y de inmediato la descarté. Era mi mejor amiga, y la quería de esa forma, no de otra.

En el sueño aparecían cientos de insectos que me atacaban. Mi mayor miedo.

Luego aparecía mi madre. Yo hablaba con ella de mi problema. Del médico. De mi nuevo tratamiento. Me abría a ella, se lo contaba todo. Y lograba que me escuchara sin juzgarme. Me sentía segura. Por fin, me apoyaba y seguiría a mi lado. Mi mayor logro. Algo que aún no he conseguido. Algo que necesito lograr para salir del pozo.

Más tarde, estábamos las dos. ¡Mi niña! ¿Seguiría a mi lado? Una atracción cada vez mayor… Y ella también la sentía. De repente, me besa. Yo le sonrío. Nos quedamos abrazadas. Los besos siguen presentes. Nuestros ojos se miran, se sonríen, se acercan más y más. Ya nadie nos podrá separar. Nos tenemos la una a la otra… Me da vergüenza, pero es tan especial…

Me siento mariposa entre tus manos. ¡Arráncame las alas!

Escucho un sonido estridente. Me despierto…

Es el teléfono.

¡Qué extraña sensación! Y qué calor…