¿Cómo vamos a cambiar el mundo?


Es la primera vez que recibo una invitación para escribir una columna. El hecho me dejó algo perplejo, me están ofreciendo la posibilidad de convertirme en columnista; lo mejor del periodismo, superado únicamente por los enviados especiales en zona de guerra. El problema es que no tengo la menor idea de cómo escribe un columnista, no sé nada de comunicación social y menos aún de redacción y estilo.
Apelando a mi caradura acepté el reto y por un día voy a ser el “Señor Columnista”.

Estuve pensando que, si logro transformar un ratón de biblioteca en columnista, probablemente podría intentar buscar una manera de cambiar el mundo, que dicho sea de paso está bastante peor de quien escribe.

¡Ya sé! ustedes están pensando ¿este loco se cree Dios? ¿Ahora nos quiere enseñar cómo cambiar el mundo? En realidad no, no quiero enseñarles nada, tampoco me patina tanto el coco como para pretender ser tan sabio. Pero si se detienen un rato a pensar, se darán cuenta que de gente deseosa de cambiar esta tierra hay por montones y cada uno esgrime sus buenas razones.

Retrocedamos un rato en la historia y nos encontramos con un sinfín de misioneros deseosos de convertir a los no creyentes en creyentes y lo mejor que se les ocurrió (En nombre de su Dios) para tal fin, fue torturar y freír al fuego a los que no aceptaban dichos cambios. Luego llegaron algunos musulmanes quienes (Siempre en nombre de su Dios) decidieron que para ir al cielo había que matar los infieles. Estos infieles ni cortos ni perezosos respondieron con las cruzadas.”Magnífica excusa para saquear y destruir todo lo que encontraban en su camino. Pero bueno vamos más adelante en la historia y nos encontramos con la llegada de los políticos. El político es el hombre de la mutabilidad por excelencia. Aparecen los nazis y los fascistas quienes deciden cambiar al mundo eliminando judíos y todos los que no desciendan de la raza superior. Esta mutación costó millones de vidas humanas y la destrucción de países enteros. Para suerte de la humanidad, llegaron los “Superhéroes” los reyes fundadores del capitalismo quienes resolvieron el problema de la guerra con dos simples “bombitas atómicas” y desde entonces, todos los leales súbditos del Dios dinero y del liberalismo salvaje, tratan de cambiar el mundo.

Por esas casualidades de la vida, aparecen Marx, Lenin y unos cuantos más que deciden inventar un nuevo orden mundial en el que todos los hombres son iguales. Casi lo logran sino fuera porque el egoísmo y la sed de poder de los jerarcas hizo que el nuevo orden tuviera dos tipos bien diferentes de personas, los multimillonarios adeptos al poder político totalmente corrupto y los pobres obreros y campesinos que deben trabajar como esclavos para la nueva clase dominante. Este chiste costó unos cuantos millones de vidas. Tomando el ejemplo de los comunistas rusos, aparecen Mao y toda esa escuela de dictadorzuelos orientales: del Vietnam, Gambogia , Laos etc.…Únicamente Mao logró el magnifico record de 21 millones de muertos ajusticiados, más la destrucción de todo lo que fue la gran cultura china: su historia, libros, monasterios y obras de arte, sin lograr crear el nuevo orden y menos cambiar el mundo, el único resultado que obtuvieron los chinos ha sido el de abrirse al capitalismo con 50 años de atraso y con una cantidad de muertos y destrucciones innecesarias.

¡Esperen no me linchen! Ya me parece escuchar las inventivas e insultos que están por enviarme algunos lectores que dirán:- “Y George Bush que con sus supuestas intervenciones policiales lleva años bombardeando, con sus B52, pueblos y matando gente para imponerle su modelo de democracia y su cacareado liberalismo económico.
Estoy de acuerdo con ustedes, Bush no es mejor que ninguno de los Héroes transformadores, tampoco él tiene la receta para cambiar el mundo.
Si ninguno de los sistemas e ideologías intentadas durante la historia ha servido para obtener variaciones importantes para lograr que la humanidad alcanzara la paz aunada a que todo hombre tenga una vida decente y decorosa, la pregunta es ¿Cómo lograremos nosotros cambiar el mundo en este sentido?
La solución es mucho más sencilla de lo que creemos. No podemos hacer modificaciones que uniformen en una sola idea las diferentes culturas, religiones y personalidades, cada hombre es único, ya hemos visto el daño y el fracaso que pueden causar estas transformaciones.

El problema se resuelve si logramos hacer cambios profundos en cada uno de nosotros: creer en el prójimo, ser pacientes y tolerantes con los demás. Querer más a las personas, a los animales y a la naturaleza que a las cosas materiales, desprendernos del egoísmo y entender que los demás somos nosotros, sólo necesitamos pocos minutos diarios de meditación para encontrar las respuestas dentro de nosotros.

Una vez que yo cambie mi actitud, tú la tuya él la suya…el mundo cambiará para bien… Nuestro mundo y nuestra vida será lo que nosotros hagamos de ellos.


Fredo Nedi
Venezuela, 25 de septiembre de 2006