No podrán vuestras palabras ser alcanzadas,
por la maldad de quienes las acechan;
más su pureza las elevan por ser sagradas,
pues amor sincero es lo único que cosechan.

No desesperéis en el olvido abandonado,
ni penséis que existen puertas en el cielo;
cuando nuestro amor vuela bien abonado,
no existen límites ni barreras de frio hielo.

Es la espera un acumular de sentimientos,
que al momento del encuentro verteremos;
mientras los cultivo en mis pensamientos,
en los brazos soñados ambos compartiremos.

Sigo a vuestro encuentro mi personal leyenda,
en que los siglos me regalan mi complemento;
ya que todos los caminos son vuestra senda,
donde cumpliré amorosamente mi juramento.

Sois por historia lejana mi Dama soñada,
os defiendo a vos doncella y no como un trofeo;
pues con mi amor mi palabra iba empeñada,
cuando me fuistéis por fin revelada por Morfeo.

Tomad mi mano enhiesta muy firmemente,
que de mi corazón sois mi más cara prenda;
que en la distancia os protejo eternamente,
aunque en este amor nadie nos comprenda.