Entró en el despacho y arrancó la tira de papel que colgaba del fax. Con la taza de café en la mano le echó un vistazo, la rutina de cada día, demandas de trabajo, ofertas pocas y los muchos anuncios por palabras de contactos; iba a soltarla cuando le llamó la atención aquello que parecía una esquela.
En el día de ayer tuvo lugar mí incineración, a pesar mío y sin previa consulta.
Ruego, a los asistentes les hagan llegar mis quejas al abogado ya que hasta ahora me ha sido imposible contactar con él. Suplico le recuerden, que la sortija de brillantes la doné a UNICEF y no al meñique de su amante.
Les doy las gracias por su concurrencia al sepelio. Me pasaré personalmente a compensarles las molestias.
Firma: Agradecida Eterna.
Texto agregado el 24-09-2006, y leído por 747
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