Una niña tenía un sapito, era calladito, claro porque los sapos no hablan, pero a la niña le gustaba pasar el día con el. Lo ponía en su regazo y le hacía cariños, el sapito se aguachaba con sus caricias.
Un día la niña noto la mirada de este sapito...un hormigueo recorrió su cuerpo como nunca, la miraba con amor....ella tuvo tanto miedo q' se alejo del sapito, pero al poco tiempo lo extrañaba tanto, no podía dejar de pensar en el y lo feliz q' era estando a su lado. Ella sabía q' no podía enamorase de este sapito, porque las niñas no andan con sapos ¿se imaginan el sexo? Pero el sentimiento este fue más fuerte y si bien las cosas no han sido fáciles para esta pareja tan dispareja nunca en la vida habían sentido tan profunda e intensamente.