CONSTANTINO LUNA ©
Lo que ya no podrá leer mi abuelo…
Mohíno ese ademán con que al entrar en casa
Dejabas todo en cualquier silla
Y te sentabas, con nosotros, frente a la tele
La que no te interesaba
Que nunca veías –pero sonreías ante nuestras risas-
Frente a esa comedia
Comedia pagana
Ante esta vida…
Y sin que nadie se enterara,
Volvías de nuevo a lo tuyo…
Al diario
A tus recuerdos
A ese Vietnam que no le interesó nunca a nadie,
A tus fotos de carné que veías a escondidas
Como siempre a lo profundo….
Triste y mohíno ese ademán
Con que te sentabas al frente de la mesa
Y nos pasabas el pan,
Servías el vino
Moderabas las peleas,
Amistabas los hermanos,
Te ponías en pie y volvías de nuevo a lo tuyo.
Siempre a lo tuyo.
Ahora que soy yo quien vuelvo a lo mío,
Al exilio que los años me heredaron,
Ahora que soy yo quien retomo este legado…
Te invito, donde estés,
a esta mesa,
Donde como tantas veces tú, en esos tiempos,
Donde ahora soy yo quien vengo a verme solo…
Hablemos, te lo ruego…
De Vietnam, de esas fotos viejas, de Gardel…
Del tranvía…
De esa novia que no fue mi madre,
De lo que sea…
Viejo… triste y solo, también es tu recuerdo….
Sin intento de expiación
O memorial de desagravio
Con este legado a cuestas, ahora lo recuerdo…
Ahora, hoy que en el espejo
Aparece por magia ese ademán,
Ese bendito ademán, triste y mohíno
Ese mismo ademán en mi propio rostro…
Sí. Lo sé.
Lo sé ahora, hoy,
Que no me sirve ni de consuelo….
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