A veces los vestigios de la guerra lo hacían navegar por otros mundos; solitario; exiliado de aquellas huestes infrahumanas; recorriendo las habitaciones bajo el umbral de aquellos tiempos. Convivía con su madre, como el depositario de toda una vida dolorosa que guardaba en ese piso superior. Introvertido y agobiado, mantenía diálogos ocultos con otros combatientes de la pasada guerra. Los que nunca respondieron a sus cartas imaginarias. Algunos días la luz de un nuevo sol se filtraba por el ventanal, aunque que era sepultada bajo esos mismos ojos idos.
La llegada del hermano apresuró los tiempos de la realidad, al confirmar el deceso de su madre desde hacía siete meses atrás...


Basado en un hecho real.

Ana Cecilia. ©