Decidió que era la mujer de su vida el primer día que la vio sentada en la cafetería, rodeada de bolsas de tiendas pijas y del humo que expulsaba a grandes bocanadas.
Descaradamente, sin sentir ninguna vergüenza, no pudo dejar de observarla.

Ella también le miró; sin duda..., casi apreció una sonrisa cuando sus miradas se cruzaron, para seguir inmediatamente y disimulando, mirando hacia la calle.

Continuó observándola a través del espejo que había tras la barra; si..., lo observaba también: iba a decirle algo; era una mujer con estilo, justo lo que el andaba buscando, le quedaban preciosas las gafas sobre su cabeza, sujetándole el pelo, que se escapaba negro y desafiante por los lados...

Tanto se entretuvo en su observación que cuando quiso caer en la cuenta; ella se había levantado. Recogiendo sus bolsas y su tabaco de la mesa. Salió con cierta prisa; la pudo ver introducirse en un coche pequeño y negro...pensó que no la volvería a ver.

Tan solo un día después, ella estaba en el mismo lugar, no solía pasar por esa cafetería, pero no evitó que sus pasos lo llevaran hasta ella...y se alegró cuando la volvió a ver.

Hoy no había bolsas, solo un perro pequeño y aburrido jugueteaba entre sus piernas, imponentes piernas.

Nada mas entrar, ella lo miró; hoy no había lugar a confusión, la sonrisa que el día anterior se había mantenido escondida, hoy se mostraba plenamente.

Siguió decidido hacia la barra; un solo con hielo, pidió sin dejar al camarero ni preguntar antes....observó de soslayo; ella seguía mirándolo, sonriendo; le sonreía a través del espejo de la barra...

Hoy si que iba a decirle algo; empezaría por pagar lo que estuviese tomando; así daría tema de conversación.., después le propondría irse a otro lugar; algo menos cutre que aquella cafetería con espejos por todas las paredes...cuando llamó al camarero para pagar, se dio cuenta de nuevo que se marchaba; no le importó demasiado; la vio desaparecer sin inmutarse...con paso decidido y por la puerta de la derecha. Estaba seguro que volvería a verla.

Pasaron muchos días. La visita a la cafetería era obligada; el nerviosismo, las dudas y la rabia también; ella volvía al mismo sitio, día tras día... y día tras día se marchaba sin que el se decidiera.

Hoy había tomado una decisión... según sus cuentas, hacían ya cuarenta largos días desde aquel primer encuentro, ya estaba bien.

Hoy iría derecho hacia donde se sentaba; no le dejaría escapatoria ni posibilidad alguna...; "a ver, que pasa contigo?"...pensaba decirle...si, hoy no se le escapaba; estaba claro que ella le buscaba; no había mas que ver la sonrisa que le dedicaba, todos los días, cuando el entraba al local; o ver su cara de contrariedad cuando se marchaba tras un rato de espera; porque lo esperaba sin duda, cada día era mas palpable; sus sonrisas eran acompañadas en lo últimos días de besos disimulados al aire; de provocativas caídas de ojos e incluso de alguna caricia lasciva a lo largo de sus caderas...; hoy era su última oportunidad. No pensaba concederse mas, ella estaría allí, donde siempre, esperándole...e iba a por todas.

Entró a la cafetería con mas decisión que nunca; saludó afablemente al camarero que salía a servir la terraza; se dirigió a la mesa que ella solía ocupar; pero ella no estaba... derrumbado, se sentó a horcajadas sobre una banqueta.

Debe de haberse retrasado hoy; esperaré un rato....

Una mujer con una rizada melena, negra y alborotada pasaba de largo por la calle; en un pequeño coche negro, pensaba en sus cosas....39 días ya son demasiados, será gilipollas?...