El total contenía siete números redondos. El cheque había sido emitido. Recorrió largos pasillos azules, escuchó deseos e insultos y detalló dedos sudados, perfumados, empegostados. Al cheque lo acompañaba una hoja, tamaño carta, escrita a máquina. El título era “DESPIDO”.

Dan salió del rancho, su estómago contenía 200 gramos de masa de harina con mantequilla. La moto le esperaba sentada y encadenada en el frío estacionamiento. Dan salió acompañado de su fiel compañera. Vieron culos perfumados. Una jeva tenía escrito en la frente la palabra “MAMITA”.

El pana Dan llegó a la planta televisiva donde trabajaba. “¿Qué despachamos hoy y pa´ dónde?”. “Te despacharon a tí. Panita, estás despedido”.

Diego había firmado la vaina. Tres meses después salió corriendo a una boda. “¿Pa donde vas tú pajarito? Tatequieto que no pasa nada, shitó…”, fue lo último que escuchó el cabrón.

(Maltín Polar, su energía natural, presenta:)

- Te despacharon a ti. Panita, estás despedido.
- No, mi pana, yo tengo siete año trabajando aquí en esta mielda y me van a botá así como así, noo, y además con un cheque de dos millones, ustede lo que están é loco ale.
- Bueno mi pana, así es la vida, ¿qué quieres que te diga?

Dan salió con la arrechera guardada en los puños cerrados. Pensó en la jeva, en el carajito, en la chamita comenzando a estudiar en la universidad.

Los puños cerrados se fueron en lágrimas de pura soberbia. “De estos panas me vengo yo, me los quiebro…”, pensó craneando.

(El programa que a todos hace reír, la sensación del momento…)

- ¿Diego? Pana, este carajo se fue arrecho, se creyó la vaina, no me dio chance de contarle. El pana estaba burda de arrecho, yo creo que hasta lágrimas le sacamos al pana, pobrecito. Llámalo al celular y explícale.

Diego encontró el celular. Marcó. “El teléfono que usted ha marcado se encuentra temporalmente fuera de servicio”, dijo una máquina.

- Coño ¡qué culillo! ¿Dónde vive este pana?
- Nadie sabe…

(La cáaaaaaamara escondida!!! – aplausos - )


En reconocimiento a nuestro querido colega Diego, que en paz descanse, les presentamos el programa que produjo y que, hasta la fecha, no habíamos podido transmitir por cuestionamientos de la planta respecto a éste”.

Dan sostiene una birra frente a la tele. Blanco y negro se descubre. Se ve. Es él mismo llorando, arrecho, con los puños cerrados. Se caga de la risa. Llama a la jeva, al carajito, a la chamita. Todos ríen, son famosos. Dan se acuerda de la jevita que llevaba escrita en la frente la palabra “MAMITA”, y sueña. Pum.

(Este programa ha sido patrocinado por:…., Aplausos, Créditos)