Griterío modera la conquista
como una delicada amanecida
que percibe el encanto sin el hombre,
un peón desplazándose motiva
por todas partes un destello dulce,
un peón negro mueve y te recuerda;
un susurro que ya no se olvida
provoca largas calmas absolutas.

El temor del honor cubre de negro
la sinceridad de los orgullosos;
que a veces no resultan complicados
los sonidos del sol que se retrasan.
Perpetuos inocentes los describen
con figura del rayo del regreso,
una hermosa mañana que te lleva
el volador marino que describe.

Otras cinco jornadas a levante,
con valentía aparca su retrato
sexagesimal toda una campaña,
se presenta delante, congelada
de fuego inanimado, de regreso,
y quedaran pintados doce cuadros
con luz almacenada por tus ojos
en el pañol de tu corazón blanco.