LA MUELA DE DIOS
Se me ocurrió pensar que el Sol era el ombligo de Dios. Y se lo dije a El.
¿-Sabes qué me contestó?. Nada. Le dio risa.
Al reírse le vi un diente, que era blanco, brillante y raro. Quizás una estrella. Y se lo comenté.
-¿Sabes qué me contestó? Nada. Se tiró una carcajada.
Al tirarse la carcajada le vi todos los 31 dientes. Le faltaba uno Y todos eran blancos, y brillantes. Quizás fuesen estrellas. Se lo dije.
-¿Sabes qué me contestó?- Nada. Simplemente abrió los ojos. Miró hacia ningún lado, porque Dios mira para todos lados, pero también para ninguno. Sus pupilas se me antojaron Agujeros Negros, inmensos Agujeros Negros. Y se lo dije.
Tampoco me contesto nada. Bostezó de sueño. O de cansancio. O de hambre. Y el sueño de Dios, el cansancio de Dios o el hambre de Dios tienen que ser grandes.
Vi, al bostezar, que le faltaba justamente la Muela del Juicio. Y se lo dije.
-¿Sabes qué me contestó?- Nada. Suspiró profundamente y su suspiro se hizo casi huracán. Porque los suspiros de Dios tienen que ser grandes. Pero lo noté pensativo.
No se lo dije porque me dio tristeza que Dios suspirara. Y sus Agujeros negros, y sus 31 dientes de estrellas y su ombligo de Sol no me dieron miedo. Me dio miedo pensar en su suspiro. Me dio miedo que no tuviese la Muela del Juicio. Porque la Muela del Juicio siempre ha sido importante para nosotros, los que tendremos, según los agoreros, un Juicio Final.
Y ver que Dios no tenía la Muela del Juicio, me dio sensación de orfandad. Desde que nací, desde que conocí a Miguel Angel, el pomposos Buonarotti, de los efebos desnudos, con su Juicio Final absoluto y apabullante, el Juicio Final era parte de mi vida final. Y ver a Dios, sin su Muela, con sus Agujeros Negros, pero sin Muela, me deprimió. Por un momento...
\Y, de pronto, en un rincón del cuarto de Dios. Donde Dios guarda Su Ombligo de Sol; donde tiene el espejo para verse los dientes de estrellas, vi la Muela perdida. Vi la Muela del Juicio sin luz, sin estrella y sin blancura. Con un puntito de caries, como cualquier muela humana hecha a su Imagen y Semejanza.
Y se lo comenté a Dios.-¿Sabes qué me dijo?- Todo. Se echó a reir.
Tomó un lápiz en Sus manos de Dios y me pintó la Tierra. Con forma de Muela. "-Era mi mejor muela"- oí retumbar en el megáfono del Universo- la muela fuerte, la del Juicio Final, la de los agoreros, la de los apocalípticos, la de los falsos profetas de noches de niebla y penumbras eternas. Era Mi muela del miedo, era la Muela de hacer sufrir a los que más sufren.
"Pero tenía caries"- siguió murmurando mientras miraba hacia la Vía Láctea. "-Me empezó a doler-". "Me dio angustia mi dolor". Y me la quité. Así de fácil. Sin anestesia, sin calmantes. "Y no me arrepiento."¿Acaso un Dios con ombligo de Sol, con pupilas de Agujeros Negros y con dientes de estrellas puede tener una Muela del Juicio cariada?
¿Y sabes qué pasó?-Ya no le di importancia a mi diente partido. Hecho a la Imagen y Semejanza de Dios, con su Ombligo de Sol. Y no me dio vergüenza reirme, ni gritarle al viento que el dentista, ese día, me había arreglado mi propia muela del juicio, con un poco de la humilde amalgama de plata y mercurio
RP.
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