No puedo escribir. No encuentro algo sobre lo cual hacerlo, o no quiero, o no puedo.
Podría inventar una historia o dos… pero el papel es como el espejo, ese en el que me veo como soy; el que hoy, en blanco y negro me dejó ver que el tiempo ha querido dejarme en el rostro algunas huellas, talvez para que no olvide lágrimas, besos, sonrisas, lugares.
Pero las huellas me dan un doble discurso, al verlas recuerdo las desilusiones repetidas, pero al bajar la mirada y regresar a ellas nuevamente, me dicen que no debo repetir esos errores cíclicos.
No las entiendo.
Me veo
Me veo sin letras
Puedo verme en las letras de mis amigos, entiendo sus historias, lo amargo de sus sueños frustrados y la paz en su serena realidad. En cada una de mis huellas está el agradecimiento por los amigos que se han quedado, por los que se han ido también.
Sigo sin letras, solo una reflexión o dos frente al espejo.
Asi, acompañada de mis huellas, intentaré “bajar el cielo hasta mi mano”......
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