Las luces vuelven a encenderse, las antiguas mesas son acomodadas de par en par, y las sillas prolijamente colocadas ofrecen sus piernas a los parroquianos que una vez más verán llegar el amanecer abrazados a ellas.-
Como hojas de un viento otoñal se acerca el primer valiente al mostrador y la botella de ginebra que asoma deja sus ultimas gotas de sudor, maldiciendo a una mujer.-
De ahí que surge el dicho “...tiene mas vueltas que rejilla de mozo...”.-
Nunca las historias tienen tanto sabor como cuando el que las cuenta tiene su antebrazo apoyado en la barra, haciendo tambalear como un samba a las ultimas esquirlas de hielo entre el dorado whisky que pide se lo devore el último trago.-
Son los parroquianos quiènes tristes como el tango y soñadores como un enamorado, encuentran su lugar en el mundo en aquel bar, donde las agujas del reloj no dejan pasar el tiempo, porque no quieren perder cada segundo, cada café, cada ginebra, donde cada corrida de Valdivieso merece un brindis y donde la sexta de crónica pasa a ser la lectura obligada de la tarde.-
El norte que no cantó Gardel, volverá con la frente marchita, y dejará a los guapos de Siglo XX cambalaches de ilusiones, que sonarán a música de viejo empedrado esperando por el querido bandoneon de Astor.-
Que cada día canta mejor, que tal o cual no mereció salir campeón, que Monzón es inocente, cuantos debates irresolutos han sido discutidos en éste salón.-
Que sabias serán sus paredes que han escuchado palabras de amor, de odio, medianoches con Dolina, de cerveza y cigarrillos o comilonas con amigos.....
Pero guardemos silencio, dejémos que los ángeles que habitan éste lugar vuelvan a salir en búsqueda de aquellos transeúntes que encuentren una memoria o un recuerdo que dejar, para poder escribir el futuro que vendrá, o por lo menos.... el que ellos planean.......
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