A mis queridas cuenteras
Después de a ver leído a una minoría, pues sois como la arena del mar
Llegue a una premisa con mil matices de dorado atardecer
Que tan bellas letras solo se sacan del dolor o de la imaginación enamorada
Que los sentimientos plasmados solo lo conoce el corazón que ha sufrido
Pero la sensibilidad expresada solo se consigue de la genialidad de unas bellas damas
Enseñadme cuenteras, como se susurra un acaricia por la piel que huele amar.
Que hace temblar las montañas cuando las olas de sus manos tu cintura presiona
Embriagando con olor de mañana primaveral las pupilas de su entrañas
Distancia infinita entre tus pechos, de rizos de olas bravías que el tiempo pararía
Sufrir la distancia estando tan unidos o desear lo indeseado que contrariedad estar a tu lado amiga mía.
Sentir la luna como vigila tu cuerpo en las aguas de la mar nocturna, como ríe con tu latir cuando tu cuerpo lo rodean brazos de mar que te elevan a estrellas errantes que en sus estelas cantan deseadas canciones de amor.
Quien puede recorrer la piel como una mujer, que con cascabeles en sus pies y ámbar en sus ojos hacen que los volcanes emanen rojas lavas de deseos.
Labios besados, quien os puede ganar a eso, si formáis besos del aire que una vez es torbellino y otra brisa o volcán en erupción al contacto de la piel. Besos dulces como la miel de labios de mujer. Una veces añorados por su perdida y otros casi olvidados por su hiel.
Como subir tus muslos sin perderse en la oscuridad húmeda de la divinidad, olvidando el tiempo y el quehacer, lugar que por deseo se visitaría primero y al ultimo queda por placer, pues es él, quien con su G, a la muerte nos hace conocer, todo queda olvidado, solo placer
Mis queridas cuenteras seguid, seguid, seguid, porque vuestro sentir es una delicia para mil.
Si alguien necesita mi, hasta mi piel le diría si.
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