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SOLEDAD
MICRO CUENTO
Sintió como las puertas de hierros abrieron y cerraron detrás de el.
Se llenó de temor…
Alguien de la calle le dijo:-Camina hacia la costa. Pregunta por Soledad.
Un universo de interrogantes le acontece…
Trata de volver la mirada hacia atrás pero solo gira el cuerpo y luego lo vuelve para continuar el camino.
Al llegar a la costa atardecía… Una escollera entrada en el mar tiene un faro que comienza a iluminar…
Llegaron muchos jóvenes en camionetas.
Bajaron mesas plegables y ollas humeantes.
Aparecieron entonces muchos indigentes…
Se acercó a una de las jóvenes… Preguntó por soledad:
-¿Está Soledad?
-No la conozco-le respondió la muchacha y le extendió un jarro de sopa. Mas que a comida olía a hogar, a familia.
El hombre la bebe con avidez
Entonces la muchacha le da una frazada y una bolsita de papel con algo adentro.
-Camina hacia abajo, cuando llegues a la casa verde pregunta por Soledad…
Camina entonces el hombre por la costa. Encuentra la casa verde y entra. Con temor le pregunta a la muchacha: -¿Está Soledad?
-No la conozco, contesta la mujer. –Sígueme… Lo lleva entonces a un gran dormitorio. Le señala una cama y agrega: -Puedes dormir ocho noches, si en ese momento viene alguien y no hay nada libre tendrás que dársela.
Sobre la mesita de luz hay una estampa de un Santo.
-Mañana irás a ver a Soledad. Sigue por la costa hasta la casa verde con la veleta del gallo en el techo.
El hombre despliega entonces la frazada que le dieron y la extiende… Huele a limpio.
Se sienta en la cama y abre el paquetito tibio. Es un pan, está envuelto en un lienzo muy blanco, también huele a hogar.
Despertó varias veces cuando entraban hombres a dormir…
Se levantó temprano y comenzó a caminar por la costa en busca de la casa verde con el gallito en el techo.
Entra. Lo atiende otra muchacha. Con timidez pregunta: -¿Está Soledad?
-No la conozco- le responde.
-¿Que sabes hacer?
-Soy carpintero, o por lo menos lo era… Se hacer tallas, soy ebanista.
-Camina por la costa hasta que encuentres el galpón verde, verás mucha madera. Pregunta por Soledad.
Ahí estaba el galpón verde. Enorme, a la entrada está una talla de un Santo. Se sienten los ruidos de las máquinas, las sierras, los golpes, vuela el aserrín, un alto olor a la madera trabajada se levanta.
La muchacha está en una oficinita. El hombre pregunta: -¿Está Soledad?
-No la conozco - responde.
El hombre regresa a su primer pensamiento cuando abandonó el penal:-¿Donde pasaré la noche, que será de mi?..
-Un hombre que parece el jefe le pregunta: ¿Te animas a tallar una pieza como esa? Y señala la figura del Santo.
-¡Claro que si! - responde. Y luego pregunta: -¿Quién es?
-San Judas Tadeo, el Santo de lo imposible.
JORGE DURAN
JORGE DURAN
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Texto agregado el 17-09-2006, y leído por 234
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Lectores Opinan |
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22-09-2006 |
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Es una metàfora que se desarrolla en forma natural y muy amena, el final lo encontrè flojo, como que esperaba algo màs,pero en genral, muy buen estilo. doctora |
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