JANUS, EL POETA ( de “logos alienatum” )



¿Cuánto tiempo llevaba allí, reclinado junto al gelatinoso cuerpo de su amada?.
Por el corrompido hedor que este despedía, serian semanas enteras de macilenta espera.
Apenas podía soportarse el vaho putrefacto que los dos cuerpos despedían; al cadáver lo envolvía un aura azulada de gases rancios; al poeta, el inconfundible olor de la perdida irreparable y el abandono físico.
Sus siluetas se desdibujaban en lo alto del promontorio, bañados por el blanco néctar de la luz de la luna, mientras la música gutural de los lobos acechaba por entre las tinieblas.
Sentí compasión por el poeta.
Solo...dolorido en el alma...aturdido por esa perdida irreparable, trataba de ganarle con un hilo de voz al gélido viento, y superarlo en volumen con versos lastimeros, cargados de angustia, rabia...y amor.
Me acerque lo mas que me lo permitía el hedor reinante, tratando por todos los medios de no perturbar al poeta.
Si así lo hiciese, inútil seria mi viaje.
Debía captar el momento en el cenit de los acontecimientos.
Su agriada voz derramaría versos irrepetibles, tal como lo había echo miles de veces, quedando pocos vestigios de su talento alienado.
Me tumbe en una pequeña depresión del terreno, reprimiendo una poderosa náusea: el poeta sostenía una mano del cadáver con extrema dulzura, mientras un enjambre de moscas los rodeaba a ambos, difuminando aun mas sus contornos macilentos.
“...alma despiadada del averno, corroe mis angustiados despojos
enjúgame con el néctar de ocasos perpetrados
guíame al sendero de los malditos...”
La voz del poeta, trémula y altiva, se alzaba en la noche mas angustiante, mientras mis manos garabateaban veloces sus versos apócrifos.
Pude observar como detenía su lamento y tosía desencajado.
Un insecto, del tamaño de una cereza, se había entrometido en su boca mientras este recitaba con afectación sus letárgicos versos.
Lo grotesco del infortunio lo enfureció, despidiendo al intruso con un inoportuno regurgitar viscoso, que dio de lleno en el brazo de su amada.
“...¡¡engendro demoníaco¡¡, creéis que con tus serviles bestias voladoras, podéis detener mi amor hacia...”- bramo colérico agitando un puño.
Después de la interrupción pareció recuperar la calma, y tras unos segundos que me parecieron eternos, retomo sus versos con vigor lastimero.
“...Donde las sombras todo lo ocultan
haciéndose eterna la noche
de aquellos que sufren en prodigioso lugar...

Sus palabras llegaban claras...retóricas.

La blanca faz de orbe se ocultó entre densos nubarrones. Los lobos enmudecieron...y el viento arrastró un rumor melodioso...

El rostro del bardo se ensombreció: sus manos se crisparon, y sus ojos desorbitados permanecieron fijos en un punto...donde las sombras de la cripta se agitaban reclamando la vida...y el gusano ensangrentado de carne, se enroscaba imperioso sobre lo muerto.

Con temor, apenas dirigí mi vista hacia la fétida mujer... la mueca quebró el rigor luctuoso...

El paroxismo del terror se apodero de mi cuerpo...mientras la salmodia cíclica, desentrañaba los laberintos de la tumba...y la poesía silenciosa, desprovistas de palabras ...abrieron las puertas...la mano ensortijada de gusanos buscó, en la noche eterna de su sueño, la vida de su DANTE.

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TEXTO ESCRITO EN COLABORACION CON SORIAS