Entraste tu, toda de negro, con tu pelo suelto al viento, con tu mirada penetrante como si fueras dueña de todo, yo estaba ahí, te vi, quede perplejo y pensativo, pensativo porque no podía comprender como la dueña de todo y mirada penetrante se aparecía delante mío y sola, yo no sabia que hacer, o si sabia, solo que lo que si sabia lo hice en mi mente, imagine como hubiera sido estar al lado de la dueña de todo, con su mirada penetrante y observarlo todo desde la perspectiva de la dueña de todo, todo a sus pies, todo a su alrededor, nada le importa, nada quiere, quiere todo, todo tiene, nada tiene, y yo quien nada soy, quien en su infinita timidez esta rodeado solo se me ocurrió alcanzar una silla solo para escuchar la voz de alguien que es dueño de todo, que con su mirada penetrante nada le importa, y todo le importa, nada quiere, todo quiere, nada tiene, todo tiene, y ella con la voz de alguien que es dueña de todo, dijo gracias, y esa sola palabra basto para que quedara impresa en mi cabeza, y tenerla allí por todo el tiempo del mundo, tenerla allí, y solo recordarla porque no fui capaz de hablar por mi infinita timidez, por miedo a querer conocer a alguien que nunca sabré si fue o no como lo aparentaba la dueña de todo, dueña del mundo, con todo a sus pies, con su mirada penetrante, que nada le importa, que todo le importa, que nada quiere, que todo quiere, pero la encontré de nuevo, sin pensarlo esa nueva vez me arriesgue a buscarla como fuera, enfrentándome a la dueña de todo, a su mirada penetrante capaz de atravesar cualquier corazón solo con un vistazo, la encontré y me atreví a concederla a saber que se sentía ser dueño del mundo , tener todo a mis pies, y verlo todo desde una perspectiva, y ahora una invitación a un café hace todo mas de lo que esperaba, aun no termina esta historia esperare que desenlace tendrá…. |